viernes, 23 de septiembre de 2011

El lobo, la oveja y el mastín.

Mastín
En el cortijo de mi tío Antonio, como ya sabéis por el anecdotario había varios mastines que cuidaban de las ovejas como si fuesen de su propiedad. Estos animales estaban muy bien alimentados, la dieta diaría consistía en sobrantes de las comidas de los pastores y además tenían su ración de afrechos condimentados con pitracos de carnes o con cualquier otro producto de origen animal que sirviese para dar gusto a los afrechos.
Criábanse estos sanos y fuertes. En los tiempos de los que estoy hablando había por la zona alguna que otra manada de lobos. Estaban ellos al quite y al descuido de los pastores y mastines para dar un tiento al rebaño.
En una ocasión, un lobo solitario aprovechando un descuido de los mastines entrando ya la noche, se acercó sigilosamente al redil y en susurros le dijo a una oveja
-Ovejuna ¿quieres que salgamos a dar un paseito en esta noche estrellada? ¿quieres que te enseñe lo que es vivir sin que nadie te diga donde tienes que ir? ¿quieres que te enseñe la luna y las estrellas? Yo, soy un lobo bueno y no te haré daño. En cuanto vi tu vellón me enamoré de ti. Has de saber que mi amor es tan grande que estoy deseando que vengas conmigo para llenarme de ti.
Gracias por tu ofrecimiento lobo gentil, pero has de saber y sabes que yo ya tengo pareja. Es un mastín aterciopelado con dientes como puñales y garras de acero.
El lobo, un poco enfadado dijo- Pues ahora si usted me permite le he de contar un suceso acaecido en una finca de al lado.
Ovejas
"había una vez un mastín en una hermosa majada, Majada de Los Morenos llamábase, era fiel y muy útil cuando no le faltaba tajada. Una vez el amo fue al pueblo a por avios, pero la fatalidad quiso que entre copa y copa, cuento y cuento en el bar de Antonio Gallardo,  el de las cuatro esquinas, la cabeza se le fuese de paseo con Baco y Morfeo lo acunase en el camino de vuelta bajo una encina. Cayó la noche y al mastín le sonaban las tripas como orquesta de platillos y panderetas. Así que a falta de ración de afrechos decidió sofocar semejante algarabía tripera con una merina.
Así que amiga oveja ¡cuidado con su pareja!".
- Muchas gracias lobo gentil, que tras conocer tu cuento ni con lobo ni mastín he de estar un momento,  y como norma general para cuando encienda el candil sin que el pastor me diga nada he de entrar en el redil. Pero como ahora mi peluche está harto de afrechos balaré para que venga y le cuentes a él tu cuento. ¡Beeeeeee! ¡beeeeeeeee!.

2 comentarios:

  1. me deja perplejo con tu enriquesida palabreria es una faceta que no esperaba de ti me has dejado anonadado
    gracias me ha gustado mucho

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  2. Me ha encantado esta fábula. No hay que fiarse nunca de los lobos ni de los perros que te venden que están ahí para protegerte de ellos. Fiémonos de los que nos enseñan y nos dan la oportunidad de defendernos nosotros mismos sin pertenecer a nadie. Todo el mundo puede ser autosuficiente si se le dan los medios y la oportunidad de serlo.

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