martes, 15 de octubre de 2024

La tercera rosa

 


LA TERCERA ROSA


En el rincón del tiempo, donde habitan los recuerdos,
cada mirada, una risa, una lágrima,
tejen tapices de nostalgias.
Aquellos días dorados bajo distintos cielos,
donde compartíamos historias, cuentos y vivencias,
se mantienen intactos y emanan a mi memoria
como una suave melodía.
Separados por la distancia y el tiempo,
la complicidad compartida nos acerca
de tal manera que puedo sentirte cerca.
Es nuestra hermandad, como un faro eterno
en la inmensidad del corazón.
Cada amanecer, la esperanza despierta y sonríe,
como los campos en primavera,
llenos de flores que susurran al viento.
Es la fuerza que nos levanta y nos recuerda
que la vida se renueva en las cosas amadas.
En mi cielo azul, tres rosas se alzan
con un clavel en su luz.

sábado, 29 de octubre de 2016

Doña Pía

Era doña Pía, una Sra. de mucha Iglesia y muy respetuosa y cumplidora  de los Mandamientos de la  Ley, que no le permitían folgar más que para engendrar, que eso le 
Doña pía
decía el padre Lotario «copula solo para engendrar doña Pía, que sobrepasar eso es Lujuria y en las mujeres se duplica el pecado; el hombre, es lascivo por naturaleza y Dios, es más benévolo con ellos». Cada vez que a cuento venía y siempre bajo secreto de confesión, doña Pía, le contaba sus inquietudes «en honor a la verdad padre Lotario, me gusta que mi marido me monte, pero siempre con la esperanza de quedarme preñada que es obligación matrimonial traer hijos al mundo»
Como quiera que Dios, no le daba hijos y no contravenía el mandamiento sagrado Doña Pía, folgaba todas las noches.... Y sin necesidad que fuese de noche que los mandamientos no decían nada al respecto. Muchos años estuvo así Doña Pía, pero las brasas con el tiempo se fueron apagando y el marido de doña Pía,  entró en recesión, donde antes había día y noche empezó a quedar solo noche, entre dos luces, y al final, dos velas.
Viendo pues doña Pía que su marido perdía el apetito carnal, tuvo varias consultas con don Rogelio, médico del pueblo, quien le aconsejó dejar seguir las cosas como estaban y  su curso a la naturaleza que era sabia. 
-Los años no pasan en balde y tú ya no tienes edad para esos menesteres doña Pía.
-Pues yo aun puedo, aun puedo..
No quedaba satisfecha doña Pía con los consejos del Galeno, y convencida de que era un mal médico y un ignorante y que además lo decía para fastidiarla, planeó visitar en Zafra a una curandera llamada  Yelizaveta Vasilieva, venida de no se sabía a ciencia cierta de donde, pero que en poco tiempo había alcanzado fama “universal” en todos los pueblos. En los mentideros se decían de ella cosas tan dispares como  “titulada en las universidades de Membrih y de Canfor” “doctorada en medicina y cirugías por la universidad de Moscovia” “la bruja de Pangea”  “la pitonisa de Siberia” y un largo repertorio de títulos y nominaciones.
Anna Kulishova
Recibió Elisaveta, que así es como se presentaba la curandera, a doña Pía, una mañana de septiembre. Una vez realizadas las presentaciones:
-Usted dirá  doña Pía, cuáles son sus dolencias.
-Más que dolencias  son carencias Sra. Elisaveta. Resulta que llevo más de 20 años intentando traer un heredero al mundo. Dicen en el pueblo que soy machorra, pero yo sé que no lo soy, también sé que ya no atraigo a mi marido y que está entre frío y aburrido, mis encantos ya no son suficientes para levantarle el ánimo y no es por falta de paciencia, pero necesito seguir intentando quedarme preñada que es mi obligación como buena sierva de Dios, a quien elevo mis plegarias todos los días. Con esto, creo que queda clara mi presencia en esta su casa.
-Bien, doña Pía, aprecio, que es usted mujer ardiente, que tiene usted 45 años y que por tanto la cosa se complica muchísimo, aprecio que viene usted sangrando y que, por ello, aún, puede parir. El caso merece mucha atención y que sigamos al pie todos los protocolos que el asunto requiere. Para empezar, me voy a adecuar para la ocasión, en tanto, vaya usted quitando la ropa y póngase en pelota.
La Mañana (Lovis Corinth)
Quedó Doña Pía tan sorprendida como contenta al comprobar que de un vistazo le había adivinado algunas cosas, su estado, la edad y por si fuera poco que tenía los días de sangrado que últimamente eran muy irregulares.
Al poco volvió a la sala Elisaveta, ataviada con una túnica blanca de anchas mangas y bordada con hilo dorado, portaba un canasto de mimbre en cuyo interior había diversos frascos. Depositó los frascos en una mesa rectangular que había en la sala adosada a una pared de la que colgaban tres cuadros con dibujos de Leonardo da Vinci, en el centro el Hombre de Vitrubio y a izquierda y derecha, el embrión humano y anatomía humana. Todo esto, envolvió a doña Pía de tal manera que ya soñaba con que Elisaveta, era el médico ideal y quien resolvería las carencias de su esposo. Máxime cuando esta la hizo tumbar en un catre  cubierto con unas sábanas inmaculadas, limpias y de una blancura que solo podía deberse a la divinidad.
Comenzó a palpar el cuerpo de doña Pía de cabeza a pies, se detuvo mucho más en la vulva que había lavado previamente.
Después, se volvió hacia la mesa y con los brazos en alto recitó con voz solemne: “Capitulare de villis vel curtís impeeri . Missi dominici. Placitum generale.  Apium, cinnamomum, malva, coriandeum, cauda lacartae, lauru folium et cyminum. Una vez terminada la letanía comenzó a mezclar el contenido de los frascos en uno vacío mientras le daba instrucciones:    "Cocerás hígado de chivo, zanahorias, almendras y canela en rama. lo machacarás en un almirez y se lo darás al hombre dos veces en semana.
Te lavarás el chumino con agua muy caliente, comerás uvas pasas y chuparás una rodaja de limón todas las noches antes de acostarte. De la poción que te preparo, deberás tomar medio dedal tú y uno entero tu hombre todos los días por la mañana y en ayunas.
Son 16 reales". 
Por el precio de la consulta, ya quedó plenamente segura que su embarazo era infalible y que Elisaveta, como poco, era el mejor médico de las Españas y del extranjero.
No se sabe si por sugestión o por no tener que tomar más potingues, el marido de doña Pía, volvió a cabalgar. Eso sí, no con la frecuencia que doña Pía deseaba.
Doña Pía, empezó a sentir los síntomas del embarazo  a finales de octubre, vómitos por la mañana y comienzo de crecimiento de la barriga y los pechos. La barriga de Pía, iba para arriba y los colores le asomaban a la cara. Todo era gozo, aunque tenía un embarazo complicado. No  obstante, doña Pía, apremiaba a su marido a seguir ejerciendo la hípica no fuese que el diablo que es muy malo y dado a destrozar felicidades divinas interviniese y destrozase lo que tantos trabajos le había costado.
-Pero Pía, porqué  tengo que seguir tomando esa porquería si ya estás preñada.
-Por si acaso, hay que seguir alimentando la preñez, así que calla y a tomar la receta, que la ilustrísima Sra. doctora Elisaveta, que Dios proteja muchos años para bien del mundo, no dijo en ningún momento que dejases de tomarlo cuando me quedase preñada.
El embarazo de doña Pía se hizo evidente y ella lo paseaba con  orgullo.
-Doña Pía, por lo guapa que estás seguro de que va a ser un niño.
-Dios dirá, señora Lucía, Dios dirá. Sea lo que sea, bienvenido será.
Así transcurrieron los días hasta que una mañana de febrero, amaneció doña Pía con fuertes dolores en el bajo vientre.
-¡Ay que ya está aquí, que ya viene! Llama al inútil ese de don Rogelio, corre y llámalo que siento que se va a presentar la criatura. Si llego a saber esto, me planto en Zafra, en la casa de Elisaveta, que seguro que me atiende mucho mejor que el abombado este.
Se presentó don Rogelio, en casa de doña Pía. Estaba esta  en decúbito supino con las rodillas flexionadas  y las nalgas abiertas chillando a voz en grito ¡ay, Señor! ¡Ay! Asomó la cabeza don Rogelio, para ver si venía la criatura, y estando en esta observación,  soltó doña Pía un pedo tan enorme que despeinó a don Rogelio. Asombrado por lo espantoso del pedo se quedó inmóvil y acto seguido vino otro pedo con tal virulencia que le solapó las pestañas a las cejas.
-Doña Pía, he de comunicarle que es una falsa alarma y que...
Estando en esta conversación y asqueado de los dos pedos en la cara, comenzó don Rogelio a largar por la boca el café de recuelo migado con el que se había desayunado momentos antes, con tan mala fortuna, que fue a caer encima del marido de doña Pía. Este, al sentir semejante vomitera en su cuerpo, cogió la escupidera que estaba llena de la orina de por la noche y se la echó por la cabeza a don Rogelio.
Salió don Rogelio, como alma que lleva el diablo de la casa de doña Pía. Los vecinos que aguardaban en la puerta los resultados del parto, al ver salir de tal guisa a don Rogelio, le preguntaban .-ha sido difícil el parto, niña o niño. A lo que don Rogelio, sin parar de correr decía .-Temporal, ha sido un temporal con todos los avíos.
Zafra-calle del Obispo
Al día siguiente partieron doña Pía y su marido para Zafra y se presentaron en la casa de Elisaveta.
-Qué vergüenza, el Parto se me ha ido en un en un soplo. 
-En dos, Pía, en dos. No le mientas a la Sra. Elisaveta.
-A ver ¿qué es eso del parto? no entiendo nada.
Contaron a Elisaveta todo lo ocurrido.
Comenzó la curandera a explorar a doña Pía, cuando terminó, se dirigió al matrimonio con una entonación suave y melódica  "Apreciada familia, lo de ayer, sin duda alguna fue un ataque de flatulencias debido a la acumulación de gases. Usted misma, doña Pía, debería saber que una preñez dura nueve meses y que usted vino a visitarme hace solo cinco y por aquel entonces no estaba usted preñada. Hoy me cuenta que se quedó preñada poco después de visitarme, cosa que ahora veo que no es cierta, usted, señora Pía, ha estado preñada solo en su imaginación y ha sido tan fuerte su deseo que se han desarrollado todos los síntomas de un verdadero embarazo.
En tanto esto decía Elisaveta, doña Pía, corrió hasta el catre, y dejándose caer, rompió a llorar con tanta pena que hizo que su marido se abrazase a ella y comenzase a llorar tan  desconsolado  y con la misma desazón y pena que su mujer.  Elisaveta, comenzó a hablar, pero comprobó que ninguno de los dos la escuchaba.
Administró un poco de éter en un paño y lo depositó en el  rostro de los plañideros que sollozaban cara con cara compartiendo el dolor que sentían.
Cuando volvieron en sí, Elisaveta, los observaba sentada en una silla.
-Bienvenidos de nuevo a este mundo. Antes de nada,  doña Pía, quiero que sepas que me llamo Anna, Anna Kulishova, que soy médico y que estoy aquí circunstancialmente y por algo que es largo de explicar y que no viene a cuento, aunque por distintos motivos, yo, como usted, soy una mujer inquieta e inconformista.También quiero decirte, que lo que acabo de confesar será nuestro secreto, nadie más deberá saberlo por mi propia seguridad. Os estaba diciendo antes de vuestro desmoronamiento que tu primera preñez era producto de tu deseo, pero, mi apreciada Pía (era la primera vez que la llamaba sin el tratamiento de doña), querer es poder, y su insistencia y su deseo han sido contestados, le tengo que comunicar que está usted fecundada y que en el plazo de siete meses su familia se verá incrementada.
Allí continuaron los llantos, los saltos y los abrazos, pero en esta ocasión llenos de gozo y alegrías. Doña Pía, ofreció a Elisaveta, ser la madrina de su futuro hijo, a lo que Elisaveta respondió .-Sería un honor para mí, apreciada Pía, y por ello te quedo muy agradecida, pero para antes que traigas al mundo a tu hijo, yo, deberé estar con los mío. Cuando ya no esté por esta tierra tan maravillosa y que tan bien me ha acogido siempre me quedará vuestro recuerdo. Cuando nazca tu hija, ponle por nombre Elisa.
-Cómo sabes que va a ser una niña.
-Porque no concibo tu embarazo más que por la ayuda de Dios, y ese, es el significado de su nombre.
Doña Pía, se hizo el propósito de visitar a don Rogelio para pedirle perdón y comunicarle la buena nueva y para que, si tenía a bien, siguiese su embarazo, pero esta vez sin necesidad que se asome demasiado para evitar posibles afrentas.
También visitaría a don Lotario, para decirle que ya no sería necesario que la advirtiese sobre la lujuria, porque iba a seguir folgando en tanto tuviese ganas y su marido estuviese dispuesto “ya me encargaré yo de que lo esté, porque le voy a dar los potingues de Elisaveta, hasta que las ranas críen pelos, que con su generosidad me ha dejado como he de hacerlos” porque ese Dios, tan bondadoso que le estaba dando un hijo, era imposible que la privara de la felicidad que le daba yacer con su marido, especialmente si se hace,  como es deber de todo cristiano,  buscando traer hijos, que para eso lo haría ella por el resto de sus días, dejando de la mano del Altísimo conseguirlo, o no,
Siete meses después de su última visita a Elisaveta, doña Pía, asistida en el parto por don Rogelio, dio a luz.
-Es una niña y es, preciosa.
-Ya lo sabía don Rogelio. Se llama Elisa.



sábado, 13 de agosto de 2016

Víperas, Culebras, y los cuentos.

Este artículo, es la percepción de este enigmático animal en el sentir general de un pueblo, Malcocinado. Reflejo de todos los pueblos de España.  
Al igual que en el resto del  territorio nacional, los encuentros de hombres con estos reptiles han traído graves consecuencias, para el reptil, en la inmensa mayoría de los casos suele terminar muerto o en la mejor de las situaciones, malherido.
Recuerdo cuando era un niño los dichos sobre estos animales "si la víbora viera y el tiro oyera, no habría hombre que al campo saliera" "si el Alicante viera y la víbora oyera, ídem de lo mismo" "si te pica un Alicante busca un cura que te cante", en algunos casos estos malignos animales mamaban de los pechos de las lactantes tras hipnotizar a niños y mamás. Menos mal, que eran sordos o ciegos y gracias a eso en más de una ocasión nos libramos del peligro, eso sí, no había seguridad de cuál era el sordo, cuál el ciego o si ambas cosas a la vez, pero que tenga un defecto, que sin él, quizás, yo no estaría escribiendo esto o alguno de ustedes leyendo, porque estaban apostados, esperando que
M. Van Hemskerck
cualquier persona o animal se acercase para lanzar sus fauces y morder despiadadamente al inocente.  Tal vez,  la Biblia, los mitómanos y los intérpretes de chirimindungui,  hayan tenido mucha culpa :  Génesis 3, 14-15 "Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente
: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que todos los animales, y más que todas las bestias del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar". Un mundo imaginario perteneciente a un hábitat de exageradas fantasías. En realidad, nadie había visto un "tiro" a ese tiro asesino, al verdadero sí, pero sin saber quien era. Yo, siempre lo imaginé como una víbora, pero más agresivo y peligroso, otros decían que era peludo.. Otros...cada quien, imaginaba un animal más horroroso y maligno que el imaginado por el vecino. Todos querían haber visto uno, pero nadie lo vio, porque sencillamente, era un ser imaginario.
El que pagaba las consecuencias de estos cuentos, mitos y leyendas, era un ser real, al que la naturaleza había dotado de muchas aptitudes, hermoso, vital, pero los cuentos lo habían situado en la parte más oscura de la existencia animal. Todo lo que repta es un peligro para la integridad humana.
La realidad es bien distinta de todas estas mentiras, porque, no se pueden llamar de otra manera. En Malcocinado, cierto es que hay tiros, ahora muchos menos (hace mucho que no los veo), animal totalmente inofensivo, posiblemente alguien venido de fuera introdujo esta barbaridad y lo asimilamos a nuestro antojo, un pueblo deseoso de novedades y de peligros acechantes en el campo. Necesidad de dotar al campesino de un valor indómito,  cada vez que sale por esos lares ha de enfrentarse con seres agresivos y peligrosos. 
Este dicho del tiro, con muchas probabilidades, alguien lo introdujo en el pueblo, alguien venido de fuera y que no sabría qué era o no lo explicó bien o si lo explicó bien, nosotros lo interpretamos a nuestro albedrío.
El verdadero Tiro, no es ni mas ni menos que la Salamandra, animal inofensivo, que,  si bien segrega una sustancia irritante, para evitarnos molestias, si alguna vez cogemos una para observarla debemos tener la precaución de lavarnos bien las manos con posterioridad.
Alicante
El Alicante, toda serpiente o culebra desconocida y que mida alrededor de un metro o más, es un Alicante, también venenoso y que puede matar, otra mentira tan despiadada como la anterior. El Alicante, ni más ni menos que la culebra de herradura, no es venenosa en absoluto. Cierto es, que hay quien la confunde con la culebra Bastarda, de la que hablaremos mas adelante.
La víbora, ese ser maligno y recortado, con esa cabeza triangular y que lleva una V dibujada en todo lo alto. Si te acercas te mata, salta sobe ti y no te da opciones, se cuelga sobre los árboles, las arbustos, las jaras..., siempre al acecho para morder, otra mentira infundada y dañina.
Y así, una mentira tras otra, se ha creado una repulsa y un odio por causa de unos conocimientos tan erróneos, como graves.          
 Hay en Malcocinado tres tipos de serpientes venenosas, ninguna de ellas mortal para el hombre, las tres especies son:
La culebra de Cogulla  o culebra de manto (Macroprotodon brevis), la Culebra Bastarda o Serpiente Montpellier (Malpolon monspessulanus)  y la Víbora hocicuda (Vipera Latastei Latastei y Vipera Latastei Gaditana) en nuestra zona se pueden dar las dos subespecies.

-Culebra de Cogulla.  de cuerpo cilíndrico con la cola relativamente corta, color grisáceo, pequeñas manchas oscuras repartidas en la parte superior, cabeza pequeña y
Culebra de Cogulla
achatada, no suele superar los 55 centímetros de longitud, es fácilmente distinguible por dos características por las que de un vistazo podremos identificarla, su collar nucal oscuro y su mancha en forma de V  también oscura ,en la cabeza.  Aunque posee glándulas productoras de veneno, es totalmente inofensiva para el hombre. Además, por la situación de sus diente es difícil que lo inocule.
 Cierto es, que no es fácil observarla ya que es sublapidícola, suele estar escondida esperando a sus presas debajo de las piedras. Solo suele salir al atardecer o en la noche y se alimenta casi exclusivamente de otros reptiles, culebrillas y lagartijas especialmente.

-Culebra Bastarda. Es la mayor serpiente de Europa, pudiendo llegar a medir en casos excepcionales los 2,5 m. Las hembras suelen ser mas pequeñas que los machos. De
Culebra bastarda
cabeza alargada y hocico puntiagudo, forma depresión entre los ojos y las fosas nasales. las escamas que tienen por encima del ojo le sobresalen formando una especie de ceja, lo que le da un aspecto amenazador. Es una serpiente agresiva y rápida, si se la molesta suele izarse sobre el cuerpo y sisear. Suele ser de color aceitunado o terroso manchado en toda su longitud.
Es una serpiente opistoglifa,  los dientes inoculadores son posteriores, por lo que solo llegan a morder a sus presas cuando está bastante adentro de la boca y es difícil que pueda inocular en el hombre. caso de hacerlo, su mordedura, aunque dolorosa, no es peligrosa para el hombre, el veneno es de efectos locales.
Se alimenta de lagartos, lagartijas, roedores, crías de aves y otras culebras.

Víbora hocicuda. De las tres, es la que su mordedura reviste mas gravedad y nos puede ocasionar problemas serios. En España, existen tres clases de víboras, dos de ellas (Vipera
Víbora  (1)
aspis y Vípera seoanei) habitan en el norte de la península y por ello, no vamos a hablar de ellas. De estas  tres especies de víboras que hay en España, la mordedura que reviste menos gravedad es la de nuestra zona (Vípera Latastei), no suele causar envenenamientos graves en el hombre salvo en caso de ancianos, niños o personas de salud débil.
Es una serpiente pequeña, su longitud media ronda los 50-60 cm. La coloración suele ser gris, gris oscuro. Su cabeza, muy diferenciada del resto del cuerpo es triangular, el rasgo mas característico y por el que recibe el nombre es un apéndice en el hocico a especie de cuernecillo.
Suele tener dos marcas oscuras en forma de media luna en la cabeza y una banda también oscura que parte del ojo hasta la comisura de la boca. Lleva un dibujo dorsal en zigzag, que es variable en cuanto al color, siempre mas ocuro que el resto del cuerpo y unas manchas oscuras en los costados por cada uno de los huecos del zig-zag. En los machos destacan mas que en las hembras.
Se alimenta de pequeños roedores, artrópodos y pequeñas aves. Su área de campeo no  sobrepasa los 60 m² y no suele moverse mas de 3 m. diarios.   Caza a la espera abate a sus presas  por su mordedura venenosa.
Vípera Latastei (Vívora)
A diferencia de las anteriores, es solenoglifa, tiene los colmillos en la parte anterior de la mandíbula, son huecos y conectados a las glándulas venenosas, por lo que en el hipotético caso de ataque, su mordedura es mucho mas fácil.
 Si en alguna ocasión son mordidos por alguna de ellas, lo más importante es mantener la calma, inmovilizar la zona donde se ha producido la mordedura y dirigirse al centro médico más cercano, sin torniquetes, sin cortes ni succiones para tratar de extraer el veneno.
La mordedura de estos animales será siempre por accidente, se han de ver amenazadas, porque las pisemos, intentemos agarrarlas o por cualquier circunstancia fortuita, nunca por un ataque indiscriminado hacia nosotros. Ellas siempre tratarán de huir, nosotros somos infinitamente más terroríficos.
Solo, haced una reflexión y recordar, cuántos accidentes mortales de personas o animales conocéis por mordeduras de estos animales. Para muestra, un botón.
En la actualidad y aún con los conocimientos y medios de que disponemos, no sólo en Malcocinado, sino, en la mayor parte de España, por no decir Europa o el mundo, seguimos repulsando a esta maravilla de la naturaleza, que el mayor daño que hace es librarnos de algunas plagas, si no dañinas, al menos, molestas.

(1) Fotografía cedida por Antonio "El Navero" de ejemplar avistado en la recolección del corcho en el termino de Hornachuelos (Córdoba)


sábado, 28 de marzo de 2015

Golpes en el pecho

Lamentablemente en estos días hemos estado de luto. Una tragedia enorme se llevó la vida de 150 personas. Todos, hemos estado atentos a los noticiarios de la televisión,  prensa,  radio y de todos los medios que pudieran aclarar o comentar cualquier cambio en la información que ya teníamos y en los dimes y diretes en el trabajo, en el club, en la cafetería o en el portal de casa. Todos hemos estado muy pendientes de este espantoso suceso.
Los medios de comunicación, no han escatimado esfuerzos, han hecho una gran labor, enviado corresponsales a la zona de la tragedia, entrevistado a todo tipo de expertos en la materia, nos han enseñado como cierra la cabina de los pilotos y hasta nos han enseñado a pilotar. La coreografía y movilidad ha sido espectacular. Los gobiernos, especialmente los afectados han hecho todo tipo de comunicados, lamentaciones y propuestas de medidas para que un suceso tan espeluznante no vuelva a suceder.
Todo ello me parece extraordinario y pienso que estas medidas se deben tomar y siento un gran pesar por todo lo que ha sucedido.
Infovaticana.com

Según UNICEF, mueren diariamente 19.000 niños y digo niños, solo niños, por causas evitables, mas de 6.400 por desnutrición. Me gustaría, que esta noticia estuviese todos los días en los informativos y que los gobiernos empleasen los mimos medios en una tragedia que es, sin menospreciar la anterior, infinitamente mas espeluznante y dolorosa, pero que vende menos.
Desgraciadamente, el corazón no lo tenemos tan grande como los golpes que nos damos en el pecho.

domingo, 14 de diciembre de 2014

La Marimanta

Posiblemente correría el mes de Diciembre y mediados de los 50. Aquella noche cerrada de tempestad sonaba como una orquesta sin arreglos melódicos, los truenos de las tormentas rasgaban el cielo, el techo de la cocina se dejaba acariciar por las goteras que caían hacia el suelo para ser recogidas por cubos, palanganas y cazuelas produciendo un tintineo  con sus diferentes notas de percusión. El aire, penetraba con violencia por las rendijas abiertas en los quicios de puertas y ventanas con tétricos silbidos,   la vibración de los cordeles del tendedero  despojado de ropas, completaba la composición amorfa.
Los candiles, a duras penas luchaban por alzar sus llamas vencidas  haciendo bailar las sombras proyectadas al mismo son. Paco,  (1) ya había dado los avisos de corte.
Con aquella luz y muy de cerca, apenas se distinguían los ojos vidriosos y muy abiertos de los hermanos, todos amedrentados por "la cabra montesina" y por la "Marimanta (2)" vista en días anteriores por algún callejón del pueblo.
Marimanta
-¡Vamos! ¡todos a la cama!. Decía la madre. .-Hoy la tempestad es grande y la lumbre se apaga.
-Mamá, yo voy a echar otro tronco a la candela, no tengo ganas de irme a la cama.
- Hijo, algunas veces eres tan extraño, anteanoche dijiste lo mismo , se, que te vas a ir
 a la calle. ¿ crees que no me doy cuenta? Ten cuidado hijo, ten cuidado, la noche es traidora y acechan las sombras.
Aquella noche cerrada lo esperaba su amada para hacer posible lo imposible y para apagar el candor de sus almas.
Mientras esperaba la hora, pensó en su padre, aquel hombre débil de tez curtida por el sudor y el sol, aquel hombre que le enseñó cuan dura era la vida y que en su lecho de muerte le pidió que olvidara aquel amor imposible.
¨Solo te servirá para ser infeliz hijo, busca una mujer de tu cuna. Una mujer honrada y trabajadora como tu madre. Déjate de señoritingas refinadas,  que esos forrajes no son para los burros"
Atravesó el umbral de la puerta abofeteado por la alevosía del agua y el viento, se tapaba con la manta que usaba como mantilla para la albarda de la burra. El, a pesar de haber cumplido 18 años, también sentía el cosquilleo del miedo, habían visto una marimanta en días pasados, casualmente el mismo día que él intentó sin éxito estar junto  a su amada, solo de pensar que podría haberse topado con ella le erizaba los vellos. "¡Señor, Dios de mi corazón, líbrame de La Marimanta!".
Recordó como había sucedido todo:
"Aquel día, estaba pastoreando sus ovejas cuando escucho las risas y las voces juguetonas de aquellas jóvenes. Le llamaron la atención sus voces agudas y pulidas, escondido tras las jaras las observaba imaginando una historia irreal en la que él, era protagonista. Estando en este mundo de fantasías:
.-¿Que haces espiando? ¿no tienes nada mejor que hacer?
.-¡Eh! yo... Señorita, no... no se...
.-¡Uh!, no te ruborices. Es normal que un hombre joven como tú observe a las chicas, sobre todo, cuando la única compañía femenina que conoce, es la de las ovejitas.
.-Señorita, yo... yo...
.-Yo, yo, yo, a ver ¿de todas las ovejitas que tienes ¿cual es la que mas te gusta, la del lunarcito en la oreja o la morenita? - dijo con sarcasmo-
Esa frase punzante y agresiva, nunca esperó recibirla de aquel ángel, de aquella aparición celestial que lo había dejado perplejo. En otras circunstancias habría corrido a esconder su vergüenza.
.-¡Señorita, yo, no tengo relación con las ovejas salvo la de mantenerlas y cuidarlas, darles mi protección y procurarles buenos pastos y seguridad. Soy un buen pastor, y usted, una malcriada insolente!.
.-¡Anda!, pero si el pastorcito además de mirón  y resultón sabe hablar. Si no fuese por el olor y la ropa andrajosa que llevas, miraría si tienes la espada tan afilada como la lengua.
.-El olor que desprendo es del trabajo, y la ropa, la que mi salario alcanza. La espada guardada la tengo y serías tu la ultima para quien yo la desenvainara. Aunque, mirándolo bien, mereces que te aseste una buena estocada.
La joven quedó confusa ante la firme e inesperada respuesta del pastor
.- ...lo siento, yo... no sabía..creía... que...
-Qué es lo que no sabias, que creías
-Creía que los pastores no teníais vocabulario, conocimientos sobre el trato con personas digamos... como nosotras, mas..
-¿Superiores? ¿mas ricas? . Señorita, ¿alguna vez ha hablado con alguno de nosotros?. Ha intentado saber por sus medios como somos, que hacemos o que sentimos. Para usted quizás la vida sea muy fácil, no necesite trabajar, lo tenga todo, alimentos, vestidos, dinero para malgastar. La mía, créame, no lo ha sido tanto. No se mucho de letras, pero si de respeto al prójimo, cosa que creo que a usted no le han enseñado ni sus padres ni los colegios de postín a los que haya ido, y con esto termina todo lo que yo tengo que decirle.
-Mi nombre es Federica Lorena Figueroa López-Montenegro, me gustaría conocerte mejor y así saber cual es vuestra realidad, estoy tan confundida.
-Mi nombre es Arturo, aunque todos me llaman Trespasos.
-¿Trespasos? -Preguntó Federica haciendo un gesto de incógnita.
.-Si, me resulta difícil explicárselo Señorita, me llaman así por... me llaman así... pregúntelo por ahí, yo no se como... algunos me llaman trespiés.
.-Ja,ja,ja, ya, ya entiendo.
.-Me tengo que ir con las ovejas.
.-¿Andas siempre por este lugar?. Me gustaría volver a hablar contigo.
.-Por donde estén las ovejas, estaré yo.
Desde aquel día Federica Lorena Figueroa López-Montenegro, hizo todo lo posible por encontrarse con Arturo "Trespasos". Ambos se contaron sus vidas, la de la una, una vida holgada en la capital, asistía a los mejores colegios y su residencia estaba en una de las mejores urbanizaciones. Pasaba sus días libres de compras en establecimientos de postín y asistía asiduamente a clubes privados donde el único objetivo era la diversión. Sus padres, la dejaban venir todos los veranos a la finca de unos amigos que tenían una hija de su misma edad, en tanto ellos se iban  a algún lugar de la costa. La habían comprometido en un pacto de intereses con el hijo de un afamado joyero y heredero único, a quien Federica Lorena Figueroa López-Montenego no conocía.
La de Arturo, una vida llena de trabajos, de agua, frío, calor, desde las claras del día hasta la puesta de sol. Su padre, enfermó de tuberculosis siendo él un adolescente y se tuvo que hacer cargo del sostén de la familia. Le gustaba la lectura y la escritura, mientras estaba con las ovejas leía todo lo que le caía en manos y escribía en cualquier piedra lisa o papel que encontraba, pero nunca guardó nada de sus escritos. Por única fortuna tenía un reloj de faltriquera con la leotina de plata y un perro grabado en relieve en la tapa, regalo que le hizo un relojero de Zafra por apaciguar una reyerta en un bar de las 4 esquinas por un quítame allá esas pajas, de la que de no ser por su mediación, podría haber salido malparado.
Todas las jóvenes del pueblo y algunas, tal vez mas de la cuenta, no tan jóvenes, lo miraban a hurtadillas y le dedicaban unas risitas. Arturo, en su candidez, siempre pensó que hacían burlas de él, imaginando un defecto donde los demás veían una virtud.  Nunca se atrevió a sacar a bailar a joven alguna en las contadas ocasiones que había baile en el pueblo. Además,  con el trabajo y  la necesidad, tampoco tuvo mucho tiempo.
Federica Lorena Figueroa López-Montenegro, al día siguiente visitó a nuestro pastor, se sentó junto a él dejando entrever el seno y parte de las mamas. Arturo, miraba ruborizado hacia otro lado aunque de vez en cuando la vista lo traicinaba. Federica Lorena Figueroa López-Montenegro, rozaba su brazo con el de el, como si de un acto casual se tratara.
Las tardes que habló con Federica Lorena Figueroa López-Montenegro, teniéndola tan cerca y respirando aquél aroma floral fueron encendiendo una llama en su interior que le resultaba difícil apagar. Aquellas noches las pasaba pensando en que al día siguiente tendría valor para decirle a Federica Lorena Figueroa Lopez-Montenegro que deseaba besarla,  tenerla entre sus brazos, pero llegado el momento, recordaba lo que le había dicho de su olor y de su ropa y decaía su moral y los propósitos que tan firmemente se había planteado.
Acabó el verano y Federica Lorena Figueroa López-Montenegro, se fue del pueblo tan virginal como había llegado y nuestro cándido Arturo se quedó con el recuerdo de su preciosa imagen, del frescor de su aroma y de sus últimas palabras "he esperado todo este tiempo que tu celo fuese superior a tu prudencia", lamentando día tras día su cobardía.
Aquel otoño, murió su padre, y pese al dolor que le causó, Arturo, no dejó de pensar en Federica Lorena Figueroa López-Montenegro.
Se aproximaba la Navidad y a sus oídos llegó por los pregoneros de la calle "los escusaos" que Federica Lorena Figueroa López-Montenegro estaba en el pueblo en compañía de su madre. Arturo, desde que tuvo la noticia, esperaba todas las tardes junto a las ovejas su aparición. Al comprobar que los días pasaban y esta no se producía, decidió escribirle una nota  en los siguientes términos:
 para
Federica Lorena Figueroa López-Montenegro
soy Arturo, desde que te fuiste, no he dejado de pensar en ti. No he tenido nunca relación alguna con mujeres, ni normales, ni de las que llaman ligeras.
Quisiera tener la oportunidad de dirimir mi prudencia y demostrarte que  mi pasión es muy superior y, que ahora está muy crecida. No mal interpretes lo de crecida, me refiero al fuego que siento por dentro.
Dime donde y cuando podemos vernos y allí estaré. Este, tuyo que lo es
Arturo


La precipitación hizo que entregara la nota a una de las sirvientas mas lisonjera de la casa, con lo que la nota fue a caer en manos de la Sra. madre de Federica, recibiendo esta toda clase de detalles de quién era el temerario Arturo y que defectos y cualidades tenía.

La madre, antes de crear cualquier polémica, decidió conocer en persona al tal Arturo y saber de primera mano cuales eran los "defectos" del personaje, utilizando el mismo correo para sus fines.

Querido Arturo, como he de salvaguardar mi honestidad, me podrás visitar por la noche a partir de las 12, nunca antes. Tendrás que saltar al patio de la casa y encaramarte a la segunda planta, hay una terraza pequeña con una ventana enrejada que ocupa toda la altura de la habitación. Ese será nuestro punto de reunión. Te ruego el mayor de los sigilos y que procures no hacer ruido alguno para no poner en peligro mi reputación.
Cuando allí estés, darás tres golpecitos en el cristal de la ventana. Si no puedo salir por cualquier circunstancia, vuelves en días alternos y así  harás  hasta que podamos vernos.
Échate sobre la cabeza una manta o una sábana para que nadie, caso de que te vean, te pueda reconocer.
Siempre tuya
Federica Lorena Figueroa López-Montenegro

Cuando Arturo leyó la misiva, no cabía en sí de gozo, su mente se repetía una y otra vez "siempre tuya, siempre tuya"

La lluvia había cesado, las nubes corrían vertiginosas por el cielo, negras, tenebrosas, dejando entrever la claridad de la luna por escasos momentos, el viento le impedía oír cualquier sonido a su alrededor, no veía mas de tres pasos al frente salvo cuando algún rayo iluminaba la calle con la nitidez del día en un segundo. Arturo, se sentía perseguido par las sombras, recordó a La Marimanta, el vello se le erizó, agudizó la vista y escudriñó la oscuridad, esperaba otro relámpago que clarificase las sombras. Apretó los glúteos y aligeró el paso a conciencia que podría caer en cualquier momento, pero llevaba el miedo adosado al cuerpo y este, le impedía andar con cautela.
Llegó a la tapia del patio de la casa, dos metros de altura lo separaban del interior, como en la ocasión anterior saltó sobre la tapia agarrándose a la misma con las dos manos e impulsándose con los pies, se encaramó en lo alto. Saltó hacia el suelo con tan mala fortuna que uno de los pies aterrizó sobre una maceta, lo que provocó que nuestro amigo Arturo diese con los huesos en el suelo, pero no le dolía el golpe a Arturo tanto como  el pánico que sentía a despertar a los moradores de la casa. Esperó en la misma posición en la que había caído durante un largo tiempo a la espera de que alguien saliera por la puerta del patio, cosa que no ocurrió. Con mucha destreza y agilidad, trepó a la terraza donde lo recibiría su amada. A tientas, llegó a los barrotes de la ventana y dio tres golpecillos con el nudillo del dedo índice sobre el cristal, nada, esperó un largo tiempo y volvió a llamar, nada, la misma respuesta que en días pasados. A punto estaba Arturo de volver decepcionado sobre sus pasos cuando escucho deslizarse el cerrojo que cerraba las dos puertas de la ventana, no podía ver, pero sentía la presencia de Federica Lorena Figueroa López-Montenegro a través de las rejas y su olor fresco, no era el mismo que recordaba, pero era igual de fresco.
-.Federi...
.-ssssssssss, ssssssss
Sintió las manos de Federica deslizarse por sus brazos hasta asir las suyas. Que sensación tan agradable, aquellas manos tan suaves, tan calientes, rodeando las suyas. Las manos de "Federica" no perdieron mucho tiempo para ir a buscar la bragueta de Arturo.
-.Federi...
.-ssssssssss, ssssssssss
Asió el miembro de Arturo y este no pudo remediar una erección inmediata, aquello era otro mundo.
.-¡ooooooohhhhh!- aquella exclamación sorprendió a Arturo, quien al principio no sabía si era de estupor, de sorpresa, fascinación o miedo. Pero como su amada no soltaba la presa, concluyó Arturo que no la había asustado en demasía. Máxime, cuando sintió que su amada se arrimaba a la reja y con una habilidad que lo sorprendió, cuando quiso darse cuenta ya estaban en los ayes.
Arturo agarraba a su amada como podía a través de los barrotes y a esta no le importaban los ruidos que hacían, que sin embargo a Arturo lo preocupaban en demasía. Para que no faltase de nada en la fiesta, la lluvia arreció empapando a Arturo y posiblemente a su amada, pero a ambos parecía que les importaba poco, a la una por el éxtasis en que estaba inmersa y al otro, porque aquello apagaba todos los gritos de placer de su amada.
Cuando todo terminó quiso hablar Arturo,
.- Federica..
.-ssssssssss, sssssssssss, vuelve pasado mañana. - dijo su amada en un susurro.
.-Si que te ha cambiado la voz en estos meses.
.-sssssssssss. -y cerró la ventana.
Arturo volvió por sus pasos y aunque había amado a su amada, le quedaba el escozor de como había sido, él, que siempre esperó un acto íntimo, cálido y placentero. Ya le faltaba poco para llegar a su casa, cuando un relámpago iluminó toda la calle, a unos cincuenta metros vio aquellas dos sombras oscuras "¡Marimantas!", se dio media vuelta y comenzó a correr sin destino fijo, la suerte quiso que en un nuevo relámpago, descubriese una oquedad en una pared y allí se metió Arturo con la esperanza de que las marimantas no lo encontrasen, rezó a todos los santos, se encomendó a Dios y pensó en Federica Lorena Figueroa López-Montenegro y en todas sus castas y en la situación en la que lo había metido con la mierda de guardar su dignidad, reputación y la villa en pasta. se juró y se perjuró que si salía de aquellas y Federica la madre que la parió y otros tantos nombres querían divertirse, lo tendría que hacer  en un buen colchón de lanas de ovejas y al amparo de la lumbre y bien recogidos en una casa, que es, como Dios manda estas cosas y no a través de unas rejas, empapado de agua y temblando de frío, y por si fuera poco, perseguido por quien sabe que diablos.
-¡Estas putas linternas que nos da el Gobierno son una puñetera  mierda!
-No digas eso Frijales, que como te escuche alguien te echan del cuerpo
"La madre que me parió, si son los Guardias Civiles, como me encuentren me matan a palos con la que está cayendo. Señor; Señor, Dios de mi corazón, mejor que me coja La Marimanta "
Allí escondido estuvo Arturo hasta que la Aurora empezaba a asomar y pudo correr hacia casa como alma que lleva el diablo. Se cambió la ropa, se seco y se fue con sus ovejas.
Cuando por la tarde  regresó al pueblo notó que había cierto revuelo, la noticia de que la Guardia Civil había perseguido a una Marimanta en la madrugada le sorprendió "no es posible, me han confundido con una Marimanta, con el miedo que a mi me dan"
.-Pues sí, dicen los civiles que volaba.
.-Que volar ni volar, las marimantas es todo una mentira, eso es algún amancebado, que no os enteráis, que las Marimantas son de carne y hueso. ¿Tú que dices Arturo?.
.-De carne y hueso, sí, de carne y hueso.
.-Pues claro que sí, alguno que tendrá un lío y aprovecha la noche para desliarlo.
.-De carne y hueso sí.
Cuando Arturo llegó a su casa, su madre lo estaba esperando muy alterada
.-¿Donde estuviste anoche hijo de mi vida?
.-Mamá, no es conveniente que lo sepas.
.-Hijo de mi alma, de mi corazón, dímelo
.-Fui a la casa donde se hospeda Federica Lorena no se que no se cuantos.
.-Pues se rumorea, mejor dicho, todo el pueblo sabe que ayer a la tarde la envió su madre para la capital, Vino un coche expresamente para llevársela. Bien sabes que la venida de un coche al pueblo, es un espectáculo que tardará en repetirse. Tú como estas siempre en el campo, eres el único que no se ha enterado.
.-Eso no es posible madre.
.-¡Que no es posible que?
.-Que Federica se fuese
.-Hijo, no te estoy hablando por oídas, lo vi con mis propios ojos. A mi también me gusta ver un coche como a todo el mundo. Por cierto, han traído una carta para ti.
Jean Peské, mujer escribiendo una carta

Con ansiedad, cogió la carta Arturo, en su interior había cuatro billetes de 5 pesetas y una nota escrita en estos términos:

Apreciado Arturo

(lo de apreciado  lo digo con toda la sinceridad del mundo)
Nos ha tocado vivir en mundos diferentes, yo, en el lado del poderío económico y el bienestar.
Tú, en el lado de la miseria y la fatiga.
Sin embargo, no sabes cuantas calamidades y frustraciones he padecido en esta vida y que el dinero, no me ha podido satisfacer.
Me case muy joven, un matrimonio de conveniencia que me ha dado estabilidad económica y un lugar importante en la sociedad y me ha quitado, el descubrimiento del cariño y el amor por un hombre.
Para Mi hija Federica Lorena, le he preparado un matrimonio como el mio, por ello he de reconocer que le doy mas importancia al dinero que al amor, pues el amor es efímero.
Tu, soñaste con poseer a mi hija, y la has tenido, y a partir de leer esta misiva, también me habrás poseído a mí, a la una porque así lo creías y a la otra porque así fue la realidad.
La intriga de poseer a un hombre joven y bien dotado, ha podido mas que  mi honorabilidad y por la forma de hacerlo mas que mi honestidad.
Búscate una mujer de tu cuna, que con toda probabilidad sabrás hacerla feliz y ella sabrá hacerte mas feliz que mi hija, aunque me duela reconocerlo.
El dinero que te adjunto, no lo consideres una ofensa. lo hago porque siento que te lo debo por lo bien que me has hecho sentir. Quiero que sepas, que jamás tuve un momento tan espléndido como el pasado contigo y soy una mujer que siempre paga sus deudas.
De mi sinceridad, dan fe estas líneas con las que puedes acudir a cualquier sitio y comprometer mi reputación. Pero se, que no lo harás, porque también se, que eres pobre pero honrado e integro.
Esperaba un segundo encuentro contigo, pero después del revuelo que has armado en el pueblo, la prudencia me aconseja lo contrario. Tal vez, si en alguna ocasión y por ventura vuelvo a Malcocinado, esperaré con el balcón de par en par a La Marimanta, ese ser que tanto pánico causa en las gentes y tanto placer en mí.
Siempre tuya
María Antonia López-Montenegro Ferias.


Cuando Arturo terminó de leer la carta, se sintió un hombre libre, feliz, no estaba apesadumbrado y no se sentía engañado, dibujó una sonrisa en sus labios, cosa que agradó a su madre y entre dientes se le escapó la frase "Tiene cojones que con lo que la he temido, yo sea La marimanta."




Advertencia.- Todos los personajes de esta historia, salvo Francisco Alejandre Grueso,  son inventados por su autor y cualquier parecido con personas existentes o que hayan existido es pura coincidencia.

(1).-Francisco Alejandre Grueso, propietario de "La Fabrica de la Luz" y tío abuelo del autor de este relato. Antes de cortar la luz eléctrica, daba tres avisos.
(2).-Elementos tapados con mantas o sábanas que deambulaban en la oscuridad de la noche por las calles del pueblo, considerados fantasmas por niños y mayores, aunque eran mundanos y reales. Solían ser personas que camufladas bajo sábanas o mantas, aprovechaban la oscuridad para visitar de forma clandestina a mujeres casadas o doncellas, para garantizar su  reputación o mantener el anonimato de la relación.
En muchas menos ocasiones, se trataba de mujeres, pero también podría haberse dado el caso.


domingo, 16 de noviembre de 2014

Majalaloba

Hace muchos años:
Una madrugada fría del mes de Abril. Llevaba varios días sin comer recluida en un reducido espacio, aquellos dolores en el vientre, y la soledad. A su pareja la habían matado días atrás. Ella, había escapado,  la hirieron, era una herida superficial  muy dolorosa y suficiente para saber el efecto que producía aquel ruido que provocaba el hombre, aquel ruido infernal que su pareja no pudo aguantar.
La loba
Los dolores se hicieron muy agudos, había llegado la hora. Llevaba la lengua hasta su vulva para lamerla,  al mismo tiempo empujaba, al poco, asomó la cabeza del primer lobezno y una hora después el segundo, este, nació muerto. Fue un regalo, se lo comió en poco tiempo, mas bien lo engulló junto con la placenta. Aquel acto le había salvado la vida a ella y a su cachorro. Cinco días mas permaneció sin moverse de la madriguera amamantando a su lobezno y  aportando el calor de su cuerpo a aquella criatura indefensa.
Estaba exhausta, el hambre la atenazaba, tenía que salir y alimentarse, no tenía macho que le llevase comida, pero ya no estaba sola, aquel sentimiento de soledad había desaparecido, ahora tenía por que luchar y lo haría a costa de cualquier cosa, incluida su vida.
Aquel olor, aquel olor conocido y característico le llenaba todo el olfato, sabía que estaban cerca, también sabia que entre ellas habría  perros y hombres. Recordó cuando eran muchos y recordó el día de los ruidos,  había tantos hombres como lobos, aquellos perros que los empujaban hacia los hombres. Los hombres no les hacían ruidos a los perros, solo a ellos, solo a ellos ¡pum! ¡pum!¡pum! y el ruido hacía que muriesen todos, todos menos su macho y ella que fueron perseguidos durante mucho tiempo, hasta que un hombre, acabó con la vida de su macho y estuvo a punto de acabar con la de ella. 
de cacería

Aquello era el pasado y ahora necesitaba carne con prontitud, tendría que emplear todas sus fuerzas y conocimientos, necesitaba comer para los dos. Allí estaban aquellas dos fieras tendidas cerca de las ovejas, "necesito una, una pequeña a la que pueda arrastrar lejos de los perros".
La loba, sabía como acercarse a los perros sin  que estos la olieran, ella sabía interpretar los vientos, sabía que si el viento le daba de cara, los perros nunca podrían olerla, pero eso no serviría de nada. Tendré que hacerles correr hacia mí, dejarles que crean que me pueden coger para alejarlos de las ovejas, "el hombre, también correrá, él, es el peligro si hace ruido, estoy tan cansada, ¡lo tengo que hacer!".
Salió la loba de su cubierta para que los perros la vieran, eran dos enormes mastines que al notar su
Mastín guardando ovejas
presencia corrieron hacia ella con sus ladridos roncos y sus fauces abiertas, ella los dejaba acercarse casi dejándose coger, tenía que hacerlo así para que no se volvieran, tenía que alejarlos de las ovejas.
Resonó la voz del hombre:
-¡Al loboooooo, al lobooooo!.
Sentía el aliento de los perros en sus nalgas y, el cansancio.
Cuando los perros aflojaban en su carrera ella los citaba, casi se paraba, la duda de los perros la hacían arriesgar en exceso, pero tenia que hacerlo. Otra vez a correr. Los perros pararon exhaustos, el hombre llego mas tarde y paró junto a los perros, se miraron a los ojos y en algún momento sintió algo extraño por aquellos ojos, aquellos ojos de hombre no la miraban con odio.
Corrió con todas sus fuerzas rodeando a los perros y al hombre que no dejaba de mirarla, pero ya no la seguían. poco después empezó a ver las ovejas, cada vez se le hacían mas distantes, estaba exhausta. ¡tengo que llegar!¡mi lobezno!.
Cayó la loba desfallecida al lado de las ovejas, la espuma de su boca casi la asfixiaba,  la inflamación de la legua le taponaba la tráquea y la visión se hizo blanca y poco a poco se fue oscureciendo.
No tenía noción del tiempo transcurrido cuando despertó,  no podía moverse, no podía mover sus patas, tampoco podía aullar. Luchó con todas sus fuerzas para deshacer aquellas ligaduras que la aprisionaban, no era posible, cuando ya no pudo luchar mas, levantó los ojos y allí estaba él, con aquella mirada, la misma mirada de antes.
El hombre, se agachó junto a ella y le rasco  el cuello, le acarició la cabeza. Le habría mordido, pero su boca no podía abrirse. El hombre, le frotó las ubres con un paño húmedo, aquello le produjo una sensación de bienestar y lloró, lloró por el recuerdo de su lobezno.
La imagen del hombre se enturbió y sintió como le liberaba la boca, deseó morder aquella mano,  se contuvo y solo enseño los dientes. El hombre, se incorporó y al poco volvió con varios trozos de carne fresca, los depositó junto a la loba, ella miraba al hombre y le llegaba el olor de la carne, ese aroma que llenaba todo su cuerpo, las babas le inundaban la boca, acercó su hocico y empezó a engullir carne, comer, comer, el hombre fue a por mas carne, ya se sentía llena pero siguió comiendo hasta que no pudo mas. El hombre, volvió a acariciar su cuello con mucha suavidad y la loba se dejó hacer en tanto lamentaba la ausencia de su lobezno. La loba lloraba y se lamentaba y el hombre, la liberó de sus ataduras. La loba al sentirse libre saltó y corrió a la desesperada, cuando había puesto tierra  de por medio, paró un momento y miró atrás, allí estaba él, con la misma mirada. La loba, volvió a correr, correr. cuando entró en la madriguera lamió a su lobezno y se dejó caer al lado para amamantarlo y darle calor, el lobezno cogió la teta con tanto ímpetu que le hizo daño, pero aquel daño fue el mas exquisito de su vida.
Diez días permaneció la loba sin abandonar su madriguera, diez días aportando energías a su lobezno.
En el transcurso de esos días y siempre puntualmente sintió muy cerca el olor del hombre, los primeros días llegó a sentirse inquieta pero su puntualidad diaria la fue tranquilizando de tal forma que esperaba su visita.
Al caer la noche salio de la madriguera, hocico al viento olfateó el entorno buscando presas, nada.

Dos ratoncillos fueron sus capturas. Poco aporte energético, se sentía cansada y durmió toda la mañana y la tarde.Volvió a salir de la madriguera con mas determinación, un cielo empedrado de estrellas y media luna asomando por oriente. El olor de las ovejas la envolvían, se dirigió a la majada, desde un otero las vio, todas juntas en el interior del cercado, aunque saltase, no podría sacar alguna, tendría que comer dentro,  buscar una que estuviese alejada del resto y matarla con rapidez, de lo contrario,  el alboroto del ganado alertaría a los perros. Y al hombre.
Se sintió mal cuando pensó en el hombre, aquella mano que le dio de comer, aquella mano que la acarició y que la liberó, aquella mano que salvó a su lobezno de la muerte. Aquel hombre que durante muchos días había estado cerca de su madriguera, aquel hombre que habría podido matarla. Miró hacia los chozos y allí estaba el, como si supiese de su presencia, mirando de un lado a otro para verla aparecer. Y ella, se dejó ver.
Volvió a su madriguera, sentía hambre y necesidad de estar al lado de su cachorro, de lamerlo y sentirlo muy cerca, necesitaba su contacto, el calor de su cuerpo,  la boca en su ubre. ¡Que sensación tan rara y tan placentera!.
Salió de la madriguera con la penumbra del amanecer ¡estaba allí!, no lo veía,  lo olía, estaba muy cerca. La loba se sintió inquieta y empezó  gruñir. Tras una mata espesa salió el hombre a la vista, la loba lo amenazaba con gruñidos mas severos y enseñando sus fauces, el hombre no se inquietaba y le mostró lo que traía en sus manos, un gran trozo de carne. La loba lo miró a los ojos y dejo de gruñir. El hombre hacía ruidos con la boca "tateee looooba, taaaate" y ella no entendía aquellos sonidos, pero en cierto modo la tranquilizaron. El hombre depositó la carne en el suelo y dando media vuelta se alejó. La loba cogió el trozo de carne y lo acercó a la boca de la madriguera, allí estaba su lobezno con aquellos ojos grandes y oscuros como su pelaje. Aquel fue el primer día que su lobezno contempló la luz del día. Jugaron en derredor de la madriguera, la loba lo empujaba con su hocico y lo hacía rodar, el lobezno se levantaba torpemente y volvía a corretear buscando a su madre que  lo volvía a derribar.
Desde aquel día, la loba no necesitó salir a cazar, el hombre, periódica y puntualmente le llevaba comida, no solo carne, si no los mismos alimentos que el y sus perros consumían. Al principio la loba
era reacia a su consumo, pero con el tiempo se fue acostumbrando. Su cachorro, tras su destete también se acostumbró a aquella alimentación. En tanto, la loba y su cachorro se dedicaron al juego,  a explorar los entornos de la madriguera y a las lecciones de caza de mamíferos menores e insectos.
Un día, el hombre, como desde hacía tiempo se acercó a la madriguera de la loba, llevaba una maza de cordero en las manos, pero esta vez no la dejó en el suelo como solía hacer. Llamó a la loba "looobaaaa, looobaaa, ven, tooomaaa" .
La loba no sabía que decía el hombre y se mantenía en la distancia junto a su lobezno, en cierto modo inquieta por la novedad que se estaba produciendo.
-Looobaaaa, loooba, ven, tooomaaaa, toomaaa.
Aquella voz tan suave, tranquilizó a la loba y cuando miró a los ojos del hombre empezó a acercarse a él hasta llegar a estar muy cerca, el hombre, extendió la mano con la que sostenía la pieza de carne y la loba comenzó a comer. El lobezno también se acercó y miraba la carne desde abajo, el hombre se puso de rodillas y depositó la maza en el suelo sin soltarla y con la otra mano, mientras el lobezno con sus tiernos dientes intentaba desprender algún trocillo de carne, el hombre le acarició la cabeza. Al principio la loba le gruñó enseñando los dientes, pero el hombre no desistió de sus caricias y la loba se tranquilizó.
Esta escena se repitió en muchas ocasiones y entre los tres actores nació un vínculo de cariño y respeto. Algunas tardes cuando el hombre iba a las inmediaciones de la madriguera, los lobos salían a recibirlo meneando sus rabos de alegría.
Poco a poco, los lobos se fueron acercando a los chozos de la majada, llegaron a compenetrarse y a llevarse bien con los mastines, aunque al principio al hombre le costó algún disgusto.
Lobezno

El hombre, los enseñó a manejar los rebaños. Los lobos, aprendieron con una rapidez inesperada para el, además salían a cazar y en ocasiones se presentaban con algún conejo que compartían.
Aquel verano, transcurrió muy placentero para todos, a los lobos y a los perros, el hombre les hizo un chozo a su medida, donde compartían cama todos ellos.
Una tarde, llegado el mes de Noviembre, los lobos estaban inquietos. El hombre, los acariciaba y miraba en derredor, sabía que los lobos presentían algo extraño, los metió en el chozo que había preparado para ellos y cerro la puerta por fuera. Poco después, se presentaron en la majada dos hombres con carabinas.
-Buenas tardes
-Buenas tardes. ¿que les trae por aquí?
-Dicen unos cazadores, que han avistado una loba y su cachorro por estos contornos y que no
pudieron darles caza porque los vieron muy lejos, otro hombre, que vino a hacer cisco por la zona, también asegura haberlos visto. venimos a darles caza, ya sabe que a estos bichos hay que darles cartucho,  de lo contrario se multiplican como las chinches.
-Pues mira que me extraña eso que dicen. Yo no me muevo de aquí de la majada y no he visto lobo alguno desde la cacería que les dieron el año pasado. Yo creo que no ha quedado ninguno y si alguno quedó ya se habrá muerto o ido a otros andurriales.
-No muy lejos de aquí, hemos visto una madriguera que ha estado en uso no hace mucho, así es, que  atento que hay lobos por la zona. Aunque queremos decirle que no se preocupe, que estamos preparando una batida para acabar con ellos de una vez para siempre. Va a venir una partida de especialistas en la caza del lobo con su buenos perros y sus buenas carabinas,  en un par de semanas o tres, no quedará un lobo. 
La loba, en el interior del chozo estaba inquieta, reconocía a aquellos hombres, les traían malos recuerdos. Uno de ellos acabó con a vida de su macho. Intentó salir del chozo y no pudo. Gruñía con fiereza enseñando los dientes, pero todo era inútil.
-¿Que es lo que hay dentro de ese chozo?
-Un mastín que ya me ha matado varias ovejas y lo tengo encerrado.
-Lo mejor es matarlo, una vez las prueban ya no paran. Si quieres, aprovecha, que nosotros lo aliñamos rápido.
-Voy a procurar recuperarlo, le tengo mucho aprecio, lo crié con mis propias manos.
-Como quiera, pero cuando las prueban son como los lobos. Por lo que oigo, hasta gruñe como ellos.
Bueno, nos tenemos que ir, que hay que seguir con la cacería. Si ve algo, acérquese al pueblo y lo comunica al ayuntamiento.
-Así lo haré.
Cuando hubieron marchado los cazadores, el hombre, abrió el chozo donde estaban encerrados la loba y su lobezno, esta salió corriendo oliendo la huella de los cazadores para seguirlos, pero el hombre la llamó "looobaaa, taaateee, looobaaa" y la loba se detuvo y volvió al lado del hombre, se miraron y ambos vieron el brillo de las lágrimas en los ojos del otro.
Aquel día, en la misma majada, el hombre comenzó a cavar un túnel en el interior de su chozo, cuando cayó la noche lo tenía terminado, lo tapó con centeno impregnado en las heces de las ovejas "esto evitará que los perros la huelan".
Unos días después, cuando todo parecía tranquilo, el hombre oyó a lo lejos ladridos de perros, ¡una jauría! ¡los lobos! ¿donde están los lobos?. Looobaaa, looobaaaa. El hombre se alarmó, los lobos no estaban en la majada. Salió corriendo hacia donde sonaban los ladridos de los perros, al poco oyó el
disparo de una carabina muy cerca de donde el estaba,  se dirigió al lugar donde había sonado y el disparo, el espectáculo lo horrorizó. El lobezno yacía sin vida en el suelo y un hombre tendido con las patas de la loba en el pecho y las fauces en el cuello.
-Taaaateee, loooobaaa, taaaateeee. Suplicaba el hombre a la loba. La loba soltó a su presa, miraba al hombre y a la presa de modo intermitente. Cuando miraba al hombre, cerraba la boca, cuando miraba a su presa gruñía y enseñaba los dientes con rabia, deseaba volver a morder aquel cuello desprotegido y sangrante, el cuello de aquel hombre que había matado a su macho y ahora a su lobezno, pero allí estaba él, a su lado, con el lobezno en los brazos "taaateee, loooobaaaa, taaaateeee."
¡Vámonos de aquí loba, vámonos de aquí!.
El hombre, encerró a la loba y a su lobezno muerto en el chozo y corrió al lugar donde yacía el cazador, cuando llegó ya había otros cazadores rodeando al herido.
-¿Que ha pasado? ¿está muerto?
-No, vive, pero tiene una herida muy mala en el cuello. Parece que un lobo lo ha mordido, lo extraño es que no lo haya matado, posiblemente al oír a los perros haya huido.
-¡Hay que llevarlo al médico, está muy grave!
-¡Aquí hay sangre, mucha sangre! es extraño, parece como si hubiese estado tendido mucho tiempo. no puede andar muy lejos, es mucha la sangre que hay.
-Que unos lleven al herido al médico con urgencia y otros, debemos continuar la cacería, no puede quedar un lobo vivo, hay que acabar con todos, especialmente con el asesino.
El hombre, volvió a su majada y se mantuvo expectante, al rato se presentaron en la majada tres cazadores de la partida:
-Buenas, los perros nos traen hasta aquí. ¿no ha visto a los lobos?
-Pues no, por aquí no ha pasado lobo alguno, mis mastines me habrían avisado y el ganado está muy tranquilo.
-¿Que tiene en el chozo?, los perros no paran de dar vueltas al rededor.
-Nada, lo normal en estos casos, mi catre, mi taburete, mi ropa y los útiles de cocina.
El hombre los invitó a pasar, pero los que entraron fueron los perros, entraban y salían del chozo, pero no permanecían dentro.
-Es como si perdieran el rastro aquí.
-Pues aquí ya ven ustedes, los mastines tendidos y tranquilos y las ovejas no menos.
-Estos chuchos cada vez valen menos, hay que irse, que tenemos que seguir buscando.
Al día siguiente muy temprano, el hombre, enterró al lobezno, lo hizo en el chozo que les había servido de cama durante los últimos meses.
Desde aquél día, la loba permanecía durante el día en la cueva, por la noche , salia a deambular por los alrededores de la majada y se situaba en lo mas alto del cerro y aullaba con tal tristeza, que el hombre, no podía sujetar las lágrimas. "¡que puedo hacer para que no sufra, que puedo hacer!"
Un mes después, se presentaron en la majada el alguacil y una pareja de la guardia civil.
-Buenos días.
-Buenos días señores ¿que les trae por aquí?
-Recuerda usted al hombre que atacaron los lobos cerca de la majada.
-Perfectamente me acuerdo.
-Pues se recupera de sus heridas, aunque parece que no va a recuperar la voz nunca. Se encuentra en un estado mas cercano a la locura que a la sensatez, pero de vez en vez, parece estabilizar sus emociones y escribe que usted ayudó a los lobos, al menos eso es lo que algunos entienden. Aunque, todo se desmorona cuando escribe que usted le hablaba a la loba, que eso si lo mantiene en todo lo que escribe, que era una loba enorme y que tenia un lobezno al que mató en el sitio de autos. aunque su cuerpo nunca apareció.
Todo esto, se podría atribuir al estado psicológico del paciente, empero, cada vez son mas las voces que dicen que por las noches se oye el aullido de los lobos cerca de la majada.
¿Ha oído usted lobos aullar por las noches? 
-Señor alguacil, al único que escucho yo aullar por las noches, es a ese mastín que tienen ahí tendido que tiene complejo de lobo, en una ocasión hasta me tentó las ovejas, pero ya lo tengo recuperado a base de palos, eso sí, por las noches y es cierto, alguna vez se lamenta. Yo creo que es, porque echa de menos a su madre, una mastina muy buena que tuve y que murió el año pasado.
-También escribe este hombre, que padece una obsesión, que en cuanto pueda saldrá a la caza de la loba y no descansará hasta matarla. La cuestión, no es que salga a buscar a la loba, cosa que como ya hemos dicho se le atribuye a la locura, la cuestión es que dice, que buscará a la loba y a usted, y que no descansará hasta matarlos a los dos. Así que, queda usted advertido, ese hombre, pronto podrá salir del hospital en el que se encuentra.
Ahora, vamos a hacer un registro en la majada. No es que pensemos que sea cierto lo que el herido cuenta, si no, que es nuestra obligación hacerlo.
-Pues procedan ustedes.
El registro fue un registro de trámite, como el que no cree que en aquel lugar se pudiese encontrar alguna prueba que reafirmara la historia de un loco.
Cuando se hubieron ido el Alguacil y la pareja, el hombre, sacó a la loba de la cueva y mientras acariciaba su cuello  y besaba su cabeza le habló:
-Looobaaa ¿que puedo hacer para que no sufras?¿que puedo hacer looobaaa?  y en tanto esto decía las lágrimas corrían por su rostro, pero nunca llegaban al suelo, porque la loba las lamía en su cara.
Durante unos días, las cosas parecían haber vuelto a la normalidad, incluso la loba salía de día y ayudaba al hombre en las labores del pastoreo.
Una mañana, estando el hombre preparando para salir con las ovejas, escuchó a sus espadas un ruido, al darse la vuelta, vio como un hombre lo encañonaba con una carabina, era el herido por la loba, este, mientras sostenía el arma con la derecha, con la izquierda y la mano extendida, le hacía el signo de la cruz, le decía que lo iba a matar. Estando en estas, llegó la loba con una velocidad inusitada y lanzándose contra el hombre armado, lo derribó soltando este la carabina al caer al suelo. La loba, volvió a poner sus partas delanteras en el pecho del hombre y lo contempló durante un tiempo que se hizo largo para todos.
-Looobaaa, nooo, looobaaa
-¡Noooo, loooobaaa!
La loba miró al hombre, después miró al cazador y lanzó sus fauces al cuello, el hombre, gritaba
-Noooo, Noooo, Loooobaaaaa, noooo.
La loba ya no oía los gritos del hombre, solo sentía la sangre en su boca de aquél que había matado a su macho, a su lobezno y ahora, quería matar a su hombre.
Aquel mismo día abandonaron los dos la majada, nunca se volvió a saber de ellos. Se organizaron partidas de caza, la Guardia Civil los buscó por todos los pueblos y las sierras de al rededor. Pero nunca, nunca los volvió a ver nadie. Solo se encontró un escrito arañado en el tronco de una encina "Si, es una loba, una loba con mejores sentimientos y mas conocimiento que la mayoría de vosotros, dejadnos vivir en paz y en paz viviréis."
Desde aquellos entonces, el lugar es conocido como Majalaloba.