lunes, 19 de agosto de 2013

Terio y Tila

Hace  ya  muchos  años  que  ocurrió  esta historia que les voy a contar,  sucedió  tal  y como   la  voy  a   transmitir  a  ustedes,   o  al  menos,  así  la  escuché  siendo  yo  muy pequeño, a la  sombra de los candiles, donde nadie podía notar mi presencia. Una de las historias que los empleados de la finca El Álamo, contaban por las noches antes de irse al catre.
A la luz del candil
En una de las fincas del término municipal de Malcocinado, el nombre de la finca es lo único que he olvidado, vivía un matrimonio en una majada, jóvenes ambos, Emeterio y Domitila por nombre tenían, pero solo en los papeles de la iglesia, pues en el pueblo y desde pequeños, eran conocidos como Terio y Tila. Allí, hacía su vida este matrimonio que solo bajaban juntos al pueblo en fiestas muy señaladas.  Una vez cada 15 días y solo uno de ellos lo hacía a por pan, que era lo único que necesitaban, pues además de las ovejas, en la majada tenían dos cochinos, un par de cabras y varias gallinas, además de seis gatos, dos mastines, uno de ellos ciego por la edad y un perro de agua para ayudar a Terio con las ovejas. También tenían un pequeño huerto donde sembraban las verduras que necesitaban.
 Nacido en el seno de una de las familias más humildes, era Terio un hombre de buen corazón, todo lo suyo, que era muy poco, estaba siempre a disposición del vecino. No tenía mala palabra para nada ni nadie.  Muy querido y apreciado por su laboriosidad y su incansable colaboración en cualquier menester de la comunidad. No tuvo en su niñez posibilidad de acudir a la escuela, todo lo que aprendió  fueron las cinco vocales, se las enseñó un pastor que lo tuvo de zagal y que era lo único que de letras sabía.
Tampoco Tila, tuvo oportunidad de acudir al colegio. De tan buen corazón y generosidad como su marido, Tila gozaba de una fuerza envidiable, atendía las labores del hogar y se encargaba  de los partos difíciles de las ovejas, de amamantar a los corderos que por un motivo u otro no podían hacerlo de la madre, del ordeño, de hacer los quesos, de la cocina y  de todas las labores inherentes a la limpieza de la majada. Aparte de todas esas virtudes, a Tila la había dotado la naturaleza de una belleza extraordinaria.
 Transcurría el mes de Abril de 1934, cuando cayó por el chozo parte de una banda de forajidos que al parecer habían tenido un enfrentamiento con la Guardia Civil en un pueblo de la provincia de Córdoba. 
Los huidos eran “Aguilucho” “Franela” y “Pringao” tres de los peores elementos de esta banda, buscados por la justicia por robo en varios pueblos y cortijos y,  por haber asesinado a un cortijero y violado y matado a su mujer.
Durante la emboscada, estos se dieron a la fuga dejando abandonado a su suerte al que fue su capitán y al resto de componentes de la banda. En la huida, dejaron escondidas las armas de fuego  para  el caso de ser apresados, negar su pertenencia a la misma.
Traían los pies reventados y llenos de ampollas, el hambre y la sed  hacían suponer que habían pasado unas jornadas de mucho ajetreo. Fueron acogidos por nuestros protagonistas como si de conocidos y buenos vecinos se tratara, les curaron las heridas, dieron agua, comida y albergue. Pasada una semana que los visitantes habían llegado, ya se encontraban con fuerzas y con “ánimos”. Se ofrecían en todo momento a “ayudar” a Tila en sus labores y no le quitaban ojo ni un momento. A medida que pasaban los días las ansias sexuales de los tres elementos iban siendo tan evidentes que llegaban al contacto y a las frases soeces hacia Tila, y aún, en presencia de Terio.  Mantenían Terio y Tila la compostura en todo momento no dándose por enterados de los oprobios a los que eran sometidos cada vez con más asiduidad y contundencia, para no dejar lugar a dudas de cuales eran sus intenciones.

Una noche, Tila, en susurros le comentó a Terio que no soportaba ya el asedio al que era sometida, que tenían que tomar una decisión.
.- ¿Qué poemos jacé Tila?  No pueo di ar pueblo pué te quearías sola con´ello. Y los dos, no poemos di porque no nos dejaran, pensarán que los vamos a delatá.
.-Puedo di  yo sola,  excusao que no  tenemo pan ni  jaceite,  asín, no habrá poblema y se lo contaré a nuestros amigo  a ve qué jacemo con´este plan.
.-Es posible que no te dejen di o que en el mejón de los caso arguno destos mamones ta compañe y sabes qué pajará entonce.
.-No ta  pures Terio, aquí corro er mesmo peligro que en er camino, con la cosa  ca quí son tre y en er camino será solo uno, porque no s´atreverán a quearse solo uno contigo, te tién mieo.
Durante la noche Terio y Tila continuaron hablando y tratando de planear una solución al problema que se les había presentado.
Al día siguiente se vistió nuestra amiga Tila con el único vestido que tenía para acudir al pueblo, el que usaba para todas las fiestas.
Su vestido consistía en un corpiño y unos pololos con refajo y enaguas,  Una falda larga rematada en puntilla que le llegaba hasta  las pantorrillas, un jubón con mangas también rematado con puntilla y una chaquetilla de paño bordada con su nombre. Llevaba también el mandil, bordado con flores y rematado con puntilla, unos calcetines gordos de calceta, botos de tachuelas, y como no, su faltriquera atada al refajo.
 “pa matá e´te conejo, vais  a tené que tirá con posta” -pensaba nuestra querida Tila.
Cuando salió del chozo, los tres indeseables ya estaban esperando.
Malcocinado
.-¿Tas puesto guapa pa nojotro Tilita?
.-Tengo que di ar pueblo a por pan y jaceite que sa acabao.
.-Te vi acompañá jasta la´jafuera, no e que no me fíe de ti, e ma bien por tu seguriá, que no se pué anda sola po los campo, que hay mucho sarvaje suerto.-dijo el aguilucho-
-Bueno, eso habrá que echalo a suerte  -propuso Franela-
.- En siendo asín, er que saque er  palillo ma corto la´compaña.-dijo el aguilucho-
.-Media vía llevo iendo sola y nunca me pasó na.
.-Agora corren malu´tiempos, asín, que uno de nojotro ta´compaña, si no, ni va di por pan, ni por jaceite, ni por la madre que ta pario -dijo el Pringao relamiéndose los labios y dibujando un gesto lascivo.-
.-Dejala en pá, ya´toy jarto de vusotro. -dijo Terio-
.-Tú a callá. -dijo Franela sacando la faca y exponiéndola en movimientos de va y ven frente a la cara de Terio-
.-No vaya tu a creé que me da mieo, ni me da miedo tú, tos vusotro, ni to tu ca´ta. Ojemo curao de vuestra jeria, ojemo alimentao y ojemos dao cobijo ¿que má quereis?.
.-Lo que queramo o no, ya je verá. Y ¡cáhate ya o te rebano er pezcuezo!.-insistió Franela-
Echaron a suertes y resultó agraciado el pringao.
.-¡Suerte tiene pringao! Cuídala bien y deja argo pa nojotros. -Reianse Aguilucho y Franela-.
-Si le jaces argo, juro por Dio que te mato.- dijo Terio-
.-El pringao se lanzó con la faca en la mano con intención de apuñalar a Terio, pero, se interpuso Franela.
.-Ahora lo necesitamo vivo, ya pagará su bravuconá. ¡enga, diros ya! y no tardéi mucho questoy deseando probá er...jaceite, jajaja - carcajeó franela-
.- Y una cosa te digo, si te chiva, ante que llegue aquí naiden le rebanamo er pezcuezo a tu marío, ajin que ya sabe tu que e lo que tiés que jace en er pueblo, traé comía y yas´tá.
-¡Ámonos Tilita! que se va jace tarde.
Eran las nueve de la mañana cuando Tila y Pringao salieron en dirección al pueblo. La distancia por recorrer a pié era considerable y en ningún caso sería inferior a una hora y cuarto de camino por estrechas veredas entre encinas, jaras y matorral.
Se habían distanciado al menos dos kilómetros andando en silencio, cuando Pringao lo rompió:
.-¿Javeee Tilita que´tá mu güena y que tu oló me pone cachondo?. Agora mí´mo toy como un macho cabrio en celo y me paece que vamo a pará un rato y no´vamo a quitá er resabio.
.-Ira pringao, mejó eperamo a la güerta, jago la compra ligera y cuando vengamo de güerta con lo recao jecho, te quito er celo que tiés con un buen revorcon, que yo te notao questás por mi y tu a mi me gu´ta. Amás, tu tabrá dao cuenta que yo tamien e´toy en celo.
-Equee te cree que yo soy un tontaina pa que tu mengañe. tu lo que quiere e di ar pueblo y denuncianos y ajin te sarva.
-Jii y como va se asín. ji yo sus denuncio me matáis ar Terio. No soy yo tan tonta pa eso. Te digo que si tu quiere nos revorcamo agora mi´mo, pero asin nos tenemo que da priesa y no nos va lucí, pero si andamo ligero y jago lo recao, yo te juro que a la vuerta te va jartá y te vi a satifacé como tu ni te imagina.
.-e´que no me fío de ti.
.Se acercó Tila a pringao y con una mano le masajeó a través de los pantalones los genitales
-Ira e´to e un adelanto pa lo que te´pera cuando vengamo patrá.-
-Dale ma, dale ma, -decía quedamente pringao entornando los ojos-
a lo que Tila accedió con rapidez y energía, provocando convulsiones en pringao hasta que con un gemido indicó que había llegado al orgasmo.
-Te convence agora que te digo la verdá, agora ma´ aliviao podrá esperá a la güerta quen´tonce vamo a disfrutá los do..
-No me va pasá er tiempo esperando que güervas. ¡Enga! amos ligero y ja lo recao con priesa que va a conocé macho güeno a la güerta.
.-Lo malo e´que indispues tus´amigo tamien querrán cogeme.
.-A ti no te va cogé naiden namá que yo. ya men´cargaré yo deso, tu va a sé pa mi namá.
Apremiaron en la marcha nuestros dos protagonistas hasta llegar a las inmediaciones del pueblo, antes de llegar a donde hoy se encuentra la Fuente Vieja le dijo Pringao a Tila:
-Te vi  e´perá en er cerro (hoy Cerro de la Fuente), en la barranquita. Ence allí domino tor callejón, procura no hablá con naiden ni contá na de na.
-Antoavía no tas dao cuenta que yo e´toy por ti, por tus güeso, que me tiés loca y quer tiempo que farta pa la vuerta se me va jacé mu largo.
-Damun beso ante de dirte
-Déjate de besonería, qu´eso son cosa de señoritingo. Aguanta un poquinino que a la vuerta te voy a jace lo que naide te ha jecho nunca, te voy a sacá jasta la sangre por ese peazo que te cuerga y que yo tanto quiero tené  en la mano y enotro sitio que tu no sabe. Que me tiés acaloraita.
Partió casi a la carrera nuestra querida Tila. Mientras corría hacia el pueblo las lágrimas brotaban de sus ojos con tal violencia que le tapaban la visión. El dolor de su corazón era tan grande que le oprimía el pecho y apenas la dejaba respirar. Pero, su miedo por lo que pudiera pasarle a Terio, la templaba y le daba fuerzas para seguir buscando y tramando una solución. Ella, sería capaz de dar la vida porque a su amado no le hicieran ni un rasguño y sabía que Terio, haría lo mismo por ella, eso, aumentaba su miedo. Lo había querido de siempre, desde que dieron sus primeros pasos, crecieron juntos y siempre buscaron una oportunidad para estar el uno junto al otro. Y ahora, esos tres indeseables estaban haciendo peligrar sus vidas, su felicidad, su familia, su amor.
.-¡Juro por Dio que sus tengo que ve muertos  alo tre! -Gritó en su interior, un grito que le desgarraba el alma, un grito que de haber salido por su boca hubiese aterrado al mismísimo diablo.


Callejón de la Fuente. Por este callejón, corrió Tila desesperada

Llegó Tila al pueblo y por la forma de correr, por la expresión de sus ojos, por la tensión de su cuerpo, todos los vecinos que la vieron la siguieron para ver qué pasaba. Pero ella los despidió en la puerta de la casa de sus amigos Josefita y Anastasio, argumentando que el sofocón era de la carrera que había dado, pues debía regresar con prontitud para ayudar a Terio en las labores de la majada.
.-¡Gracia a tos! pero no me pasa ná, diros tranquilo.
Contó a sus amigos lo que estaba sucediendo y comunicó que todas las acciones que se debían tomar, deberían ser con toda la prudencia del mundo. No se debería avisar a la Guardia Civil ni a ningún estamento oficial, todo se debería hacer con el más estricto secreto e impunidad. Nada ni nadie podría alertar a los indeseables.
.-Tenéi  q´avisá a nuetros s´amigo Leonardo y Consuelo y llegá a la majá cuantito entre la noche, jacelo con mucho cuidao que pa esa hora o ya hemo jecho un desgalazo o ya estaremo muerto mi Terio y yo, ademá  que,  yas´tarán tranquilo que naide a venío cormigo y que no lo he denunciao. Llevá la  e´copeta cargá y montá, ello no tién ma que navaja. Y por Dió sus pido que naide má sentere desto.
-Agora darme una cantarita de jaceite y tor pan que tengái, que tengo que dirme corriendo que mespera uno de lo sijoputa.
Al salir del pueblo, enfilando hacia lo que hoy es el Callejón de la Fuente, nuestra queridísima amiga Tila, llevaba en una mano, del asa, una cántara de aceite, de la que colgaba una talega con unos cuantos arcauciles y una maceta de espárragos que le había preparado su amiga Josefita -E´to pa que se fíen, asín se lo van a cree mejon- y sobre el hombro y sujeta con la otra mano, un costal con  pan.
A las dos de la tarde, llegaba Tila a la barranquita con su carga.
-Suerta las cosa ahí ar lao que te voy a meté cuarto y mitá de gallo pelao.
-Aquí no, questamo mu cerca der pueblo, coge la cantara y la talega que yo llevaré er saco.Cuando estemo ma lejo, a mitá der camino, paramo pa come argo y decansá er cuerpo y el´arma. Y que Dió me perdone por er pecao que vi a cometé.
-Que pecao ni pecao, si eso e naturá, to lo bicho lo jacen, asín que nusotro tamien lo tenemo que jacé. ¡Enga! vamo a danos priesa que ya me´stá reventando la cosa. Que ya no me pasa er tiempo, que rezumo por lo´sojo namá con golerte.
Emprendieron el camino a un ritmo ligero, Pringao, que marcaba el paso, iba muy aprisa con los pensamientos puestos en como serían los pechos de Tila, como sería su sexo, como le quitaría la ropa y como la penetraría y como se desahogaría en ella y en repetirlo cuantas veces le apeteciera. Pues quedaba claro, que Tila también lo estaba deseando. Todos estos eran sus pensamientos mientras avanzaban en el camino.
.-Aquí, vamo a para aquí, ahí detrá hay una piedra grande que tapa la vista ar camino y e mu cómoda. Ve  tu como no hay que tené priesa, cuando la cosa tién que llegá llegan. Si quiere ante de ná podemo comé un poquino, porque cuando termine contigo va a e´tá ma seco que la nea una silla.
.-Po no quieo comé na, que lo que me llama e follate bien follá, que ya no maguantan las ganas.
.-Se acercó Tila a pringao y empezó a acariciarlo por la zona genital
.-Pera,pera, que me vi corré como endenante y agora quiero follate y cogete er conejo y chupate la teta y magreá to tu cuerpo.
.Po echate lo pantalone abajo que yo me vi a remangá la farda y er refajo y me vi a bajá lo pololo, que qui abajo e´tá lo que tu quiere.
Se echó abajo los pantalones  Pringao. muy pegado a él, Tila,se subió la falda, se subió el refajo y con una mano cogió el mienbro y los testículos de Pringao y con la otra, y mientras lo besaba en el cuello, sacó la navaja que llevaba en la faltriquera -Esta es la que he usao siempre pa capá lo cochino, ten mucho cuidao Tila, que e capá de cortá jasta lo güeso.-este era el pensamiento de Tila,  con un movimiento súbito, cortó de un solo tajo los testículos y el miembro del ahora desgraciado Pringao. Retrocedió este echando un caño de sangre, gritando y mirando a Tila con los ojos muy abiertos.
.-E´to e er cobro de la paja que te jice endenate, pero ahora me ví a cobrá, to lo que ha pensao jacerme, to lo que ha pensao jacerle a mi Terio y to la fechoría que ha jecho en toa tu marrana vida. 
.-Y dicho esto se lanzó con tal violencia sobre pringao que lo tiró al suelo. Pringao solo tenia manos para taparse la herida.  montandose  a horcajada sobre él, le cortó las dos orejas y en esto Pringao perdió el conocimiento.
.-Depierta, hijo puta, depierta a´queroso. Entoavía no te pué morí, Entoavía te quea que pagá. -gritaba Tila mientras lo golpeaba con fiereza en la cara- cuando  aminoró la rabia que sentía,cogió la cuerda que traía dentro de la talega y lo ató con las manos a la espalda, lo arrastró hasta una casilla semioculta entre el monte y allí terminó de atarlo de pies y manos. Con la talega le hizo una compresa para la herida de los genitales y con dos trozos del costal le taponó las heridas de las orejas. Le  mojó los labios con agua empapada en el delantal y presionó este para que goteara dentro de la boca de Pringao y se echó al lado a esperar. -entoavía no quiero que te muera, te tengo que matá mirándote a lo´sojo, malayerba.Tu ya no va jace ma daño-.
Al poco y gimiendo de dolor despertó Pringao y con los ojos muy abiertos miraba como Tila no separaba los ojos de los suyos diciendo:
-Te curao pa matarte. Quería ve mi teta, po te la vi enseña -quitándose la chaqueta y el corpiño-
-Mírala bien joputa que´sta e la imagen que te va lleva a´linfierno -y diciendo esto le cortó la yugular.
-¡Fóllate agora ar demonio! - Se compuso de ropas y salió corriendo dejando a Pringao con los estertores de la muerte.


Lugan donde posiblemente Tila dogolló  al Pringao

En tanto ocurría esto en el camino, en el chozo, Terio se encontraba maniatado y sentado en un taburete.
.-Pa e´ta artura, er Pringao ya sabrá pasao po la piedra a tu mujé, po lo meno iendo pallá se l´abrá follao una ve y cuando güerva patrá se la follará otra ve. A ve si no la´stropea mucho que cuando llegue aquí tamien tendrá que dale trigo a esta polla.-dijo aguilucho agitando sus genitales con la mano-
-Tendremo que´chá a suerte que polla come primero ji la tuya o la mía.
-Da lo mi´mo Franela, lo´mportante e que no le va farta comía, que coma denante o indepué que ma da.
.-¡Joputa, suertamé que te vi  quitá er resuello. No tenéi való, sois un´o cobarde de mierda güestra puta madre se llevó er dec´canso cuando su marparió.
-Ya´ta jablando demasiao -dijo aguilucho soltándole un puñetazo en el rostro con una mano y un tortazo con la otra. 
.-Y si vuerve abrí er pico me la vi follá delante tuya pa que je te quite to la pe´te que´cha po la boca.
.-Va siendo hora de que uno de nusotro suba a lo arto er cerro pa vigilá cuando vienen, o pa ve, no sea que nos vaya denunciao.
.-Esa guarra con ta que no le pase na ar desgraciao e´te no jace na. te lo igo yo que´ntiendo a la puta que la parió. Esa e capá de morise po ele´mirriau e´te.
.-De toa forma no poemo abajá la guarda. Yo vi subí a lo arto er cerro  a  ve si lo veo vení. Y tu guarda que e´te no se menee d´ahí. que ya se va jaciendo tarde y no tien que retardase mucho, enque hay que contá con la pará y que la moza e brava, que ar Pringao le va costá un güevo quitale er refajo. -dijo Aguilucho-.
Franela, se quedó solo con Terio.
.-Agora me vi a divertí un rato contigo mamón y indispué me vi a divertí con la guarra de tu mujé. Sacó el pene y se puso a orinar sobre la cara de Terio, este, se mantuvo firme sin decir nada y mirando con odio, cuando la orina se lo permitía, a los ojos de Franela.
Estando de esta guisa, con la agilidad con la que actúan los campesinos criados en el monte, llegó por la espalda Tila, y con un garrote, le propinó tal garrotazo en la cabeza a Franela, que al instante cayó al suelo en redondo con una brecha en la cabeza.
Inmediatamente Tila cortó las cuerdas que sujetaban a Terio. no sin antes propinarle un par de garrotazos más a la altura de las costillas, al malherido Franela..
-Tápale la boca con trapo y átalo como a lo cochino y mételo e ner chozo Terio.
-¿Y el´otro, er Prigao?
-¡Ese ya sa io pal´infienno!
Esperaron los dos escondidos uno a un lado y otro a otro. de la explanada donde tenían situado los chozos.
Similar a este debían ser los chozos de la majada
-Ya se va a jacé de noche y er Pringao y la puta no asoman -venía diciendo Aguilucho.
.-La puta tá qui, pero er Pringao sa quedao e ner camino dormío jarto follá. Agora, querrá tu jartarte tamien.-dijo Tila saliendo de su escondite con la navaja en la mano-
-Y yo lo vi a ve, que ma invitao jace un ratino -dijo Terio saliendo por el otro lado con un cayado en la mano.
Sacó Aguilucho su navaja que la llevaba sujeta  en el cinturón, pero no sabía donde mirar o donde acudir, si ir hacia Tila o hacia Terio. Estando en este dilema, saltó Terio hacia él arreandole un garrotazo a la altura de la rodilla, que por el sonido que hizo, debió partirla en dos.
Se volvió a acercar Terio y con otro garrotazo contundente le partió la mano con la que asía la navaja.
-Agora te toca a ti Tila.
-Saca al´otro der chozo, que se miren a la cara lo do adefesio. Y cuando lo deje aquí, date un paseo que no quiero que tu bendito sojo vean como e´to do sijoputa se despien de su mala vía.
Así lo hizo Terio y sin mediar palabra se fué de allí. Se acercó Tila a Aguilucho y este con la mano sana la agarró por el vestido, pero con una agilidad inusitada le dió un tajo a la altura de la muñeca que a punto estuvo de segarla con hueso y todo. Ya, con las don manos inútiles, tila lo agarró por el cabello y le seccionó la tráquea sin mediar palabra. Acto seguido se dirigió a franela que la miraba con todo el pánico del mundo en sus ojos.
Tila le lanzó un navajazo que seccionó el trapo con que le tapaba la boca y haciéndole una herida profunda en la cara.
.-Agora dí lo que tenga que icí, que va se lo urtimo que diga.
-¡Déjame viví, su lo ruego!
Va a morí como lo´quere un cobardica asqueroso. Se acercó a él y de la misma manera, pero esta vez con parsimonia y lentitud, también le seccinó la traquea. Poco antes, el grito desgarrador de Franela, se dejó oir en la distancia, tanto es así, que sus amigos, que aún venían lejos del chozo, al escucharlo se les pusieron los vellos de punta.
-Mal día pa los que se van al´infierno.
Cuando llegaron los amigos ya estaba entrando la noche, pero era un día de luna llena.
-¿quíen vive?
-Somos nosotros, tus amigos, Terio.
Se reunieron a las puertas del chozo y se repartieron las herramientas, picos para los hombre y palas para las mujeres.
.- A estos dos los enterráis ahí, en el redí de la´soveja, que Terio y yo vamo a di a enterrá al´otro que´ta en la casilla rota, cerca de la barranca.
Antes que amaneciera, los amigos de Terio y Tila se habían marchado a sus casas y Terio y Tila, quedaron en su majada.
Parece ser, que poco antes de empezar la guerra, Terio y Tila decidieron buscar otros aires, unos aires donde comenzar una nueva vida, parece que se fueron a Granja de Torre Hermosa a Hornachuelos o a Cazalla de la Sierra o a otro pueblo de Badajoz, Córdoba o Sevilla. Pero en Malcocinado, nunca mas se oyó hablar de ellos.
Esta historia ha llegado a los oídos del que la escribe y de los otros tres oyentes, porque el que lo contaba era hijo de Josefita, y su madre, se lo contó poco antes de morir.
También le contó, que desde que ocurrieron estos ´hechos, cada vez que hay luna llena el 27 de abril, en Malcocinado,  parece sonreir. Yo la vi en 2002 y por eso se que lo que he contado es cierto. Ya no habrá otra luna llena hasta  2021 y espero volver a verla.

De los contertulios de aquella historia, no queda ninguno con vida,  por ello, me he decidido a contarla, para que  no quede en el olvido.

miércoles, 12 de junio de 2013

Don Adolfo

En mi anterior entrada  "Ya pagará el inglés el vino que bebió", tenía un enlace con otra de mis páginas que me parecía idóneo para la explicación de mis inquietudes. He visto, gracias a mi amigo Antonio Castillo, que pocas personas se han asomado al enlace. Por ello, he decidido reproducirlo.
Esta historia, está íntimamente relacionada con mi anterior entrada. Espero que la disfrutéis tanto como yo al escribirla.

Se cuenta, que en un pueblo de extremadura había un hombre de afinidad política de izquierdas, pero no a la izquierda política actual, sino a la izquierda sentimental, a la buena. Llamábase Rogelio, su esposa, Bernardina. Tenían en común cuatro hijos entre los 3 y los 8 años, mas dos que se habían quedado en el camino. Pasaban estas criaturas mas hambre que un ratón en la plaza de abastos de Malcocinado.
El hombre, se negaba a ir a mendigar trabajo al terrateniente del pueblo "Don Adolfo".
Don Adolfo, todas las mañanas iba en su caballo a la plaza del pueblo, donde lo esperaban todos los jornaleros para ver si ese día tenían suerte y don Adolfo los enviaba a una de sus fincas a dar la peonada.

Bernardina.- Pero hombre, Rogelio, por el amor de Dios, no ves que a tushijos ya no les quedan ni mocos pa comérselos, no ves questán esmallaitos, anda, ve a pedile trabajo a Don Adorfo.
Rogelio.- por tu´muerto Bernardina, no me pida esu, quel´hijoputa ese no me va dal trabajo a mi, que yo se que no comurga con mi forma de sé. y que se, que no me tié aprecio.
Bernardina.- Pero..  halo por tushijos, halo por mí si me quiés una mijina.

Se vio esta criatura tan pillado y diole tanta pena los llantos de Bernardina y los ojos de sus hijos suplicando una migajita de pan, que decidió presentarse a la plaza del pueblo al siguiente día.

A la espera de don Adolfo

Don Adolfo en cuanto lo vio en la plaza.- ¡Hombre!, ¿como tu por aquí?
-Necesito trabajá Don Adorfo, mishijo pasan hambre y mi mujé tamién,
-Pues para que veas que yo no soy lo que tú dices que soy, para que veas que yo no soy tan malo, ni explotador y que tengo buen corazón, te vas a ir a la finca que tengo en los chaparrales, al lado de la casilla hay una suerte con mucho forraje. Coge de la casilla una guadaña y ve segando esos forrajes.
.- Lo que usté mande Don Adorfo, mucha gracia don Adorfo.
.-. Y a ver si en adelante, dejas de tratarme por ahí de explotador.
.- Lo que usté diga don Adorfo, lo que usté mande don Adorfo.
.-Pues venga, a trabajar que el día es corto.
Allá que se fue esta criatura todo felicidad al ver que al menos llevaría pan a su casa, no cabía en sí de gozo, ya se veía a la noche en su casa contándole a Bernardina lo que le había pasado con don Adolfo.
A la hora de estar en el tajo con su guadaña vio venir a don Adolfo en su caballo
Don Adolfo

.- Buenos días Rogelio ¿como llevas el tajo?
.-Mu bien don Adorfo, mire usté, to lo que llevo cortao.
.-Hombreee no está mal, pero digo yo, que ya que vas cortando , digo yo eh, que por qué no te atas una guadaña a un brazo y otra en el otro y aprovechas mejor el tiempo, ¡zas! tajo con una mano, ¡zas!, tajo con la otra.
Le explicaba don Adolfo a Rogelio, haciendo movimientos alternativos con los brazos .
.-Lo que usté diga do Adorfo, asin lo jaré don Adorfo.

Y allí se quedó esa criatura con dos guadañas, una en cada mano, como le había dicho don Adolfo.
¡zas! ¡zas!
Pasada una hora, allá que venía don Adolfo con su caballo:
.-Buenos días Rogelio, como va ese tajo.
.-Pos mire usté don Adorfo to lo que llevo cortao.
.-¡Hobre!, no está mal, algo mejor si que va, muy bien, muy bien. Ves tu como haciéndome caso a mi las cosas van mejor. Para que luego vayas hablando que yo no soy un hombre coherente y dialogante con mis empleados.
.-Lo que usté diga don Adorfo.

Rogelio
.- Pero, digo yo, es un decir, si ya que vas cortando con las dos guadañas, que lo estas haciendo muy bien ¡eh!, que eso hay que reconocerlo y yo te lo reconozco. te atas a los botos dos zachos sin mango que hay en la casilla preparados al efecto y según vas cortando, como te quedan libres los pies, con las zachuelas vas cavando en el terreno y así queda preparado para la siembra.
.-Me paja mi qu´eso es mu difíci don Adorfo.
.-¡Hombre!, no me digas eso, pero si eso es muy simple ¡mira!.
Y allá que empezó don Adolfo, sin bajarse del caballo la sucesión de gestos con manos y pies de como debía hacerlo Rogelio. Una mano para un lado ¡zas!, la otra para el contrario ¡zas!, un pié cavando al centro ¡tras! y tras este el otro pié ¡tras!.
-Ves que fácil es. Y un hombre como tú, curtido en mil batallas no va a saber hacer una cosa tan simple. Mira que yo te tengo mucho aprecio y te lo he demostrado hoy, y yo se, que tu no me vas a defraudar.
-Lo que usté diga don Adorfo. voy a ve como me sale.
-¡Venga hombre!, ¿como te va a salir?, con ganas y un mínimo esfuerzo por tu parte seguro que te sale de lujo, yo, confío mucho en ti y se que lo vas a hacer bien. Y se que lo vas a hacer bien por mi, que he puesto toda mi confianza en tu persona a pesar de como tu hablas de mí.
.-Lo que usté diga don Adorfo.
.- Y no me hables de usted que ya que vamos cogiendo confianza el uno en el otro, es hora de que nos tuteemos.
.-Lo que usté diga don Adolfo.
.-Pues venga que si no con tanto palique no vamos a terminar la faena.
Allá se quedo este hombre con su faena mientras don Adolfo se perdía en el horizonte con su caballo. ¡zas! ¡zas! ¡tras!¡tras!¡zas! ¡zas! ¡tras!¡tras!.
transcurridas un par de horas, nuevamente se presentó don Adolfo.
.-¡Hombreee!. ¿Ves tu como yo no me equivocaba contigo, como haces tu conmigo contando tantas mentiras?. ¡Si señor!, un trabajo bien hecho.
.-Buenos días ¡uf! don ..Adolfo.
.-¿Que te pasa en la voz?
.-Que estoy medio afisiao con la faena.
.-¡Venga hombre!, eso es que tu no estas acostumbrado a trabajar y con cualquier cosita pues te falta el aliento, ya verás tu cuando lleves unos días como esto será coser y cantar.
.-Lo que usté diga don Adorfo.
.-Pero, que digo yo, que ya que lo estas haciendo tan bien, digo yo ¡eh!, si te metieses trigo en los bolsillo y te hicieses unos agujerillos pequeños a medida que vas segando y preparando para la siembra, con un ligero movimiento de caderas y culo, dejarías caer el trigo y quedaría sembrado, con lo que harías una labor excepcional y yo te lo agradecería de corazón, porque eso significaría que la opinión que yo tengo de ti es la correcta. Me demostrarías que no estaba yo engañado. que eres un hombre de bien y trabajador donde los haya, aunque no estés acostumbrado.

Sin bajarse del caballo, don Adolfo volvió a hacer una interpretación de como debía actuar Rogelio  ¡zas! ¡zas! ¡tras!¡tras! ¡iiiin!  ¡iiiin!¡zas! ¡zas! ¡tras!¡tras! ¡iiiin! ¡iiiin!. Semejante interpretación resultaría graciosa si el único espectador no hubiera sido el que habría de repetirla una y otra vez a lo largo de la jornada y quien sabe durante cuantos días.
.-Lo que usted diga don Adolfo
Y allí quedó aquél hombre con su faena ¡zas! ¡zas! ¡tras!¡tras! ¡iiiin!   ¡iiiin! ¡zas! ¡zas! ¡tras!¡tras! ¡iiiin! ¡iiiin!.
Estaba ya a la puesta el sol cuando apareció don Adolfo en su caballo.
.-Mi querido amigo Rogelio, estas hecho un cristo, ¡que manera de galguear y de sudar!, ni que el trabajo que estas haciendo fuese una cosa de fuerzas, se nota que no estas acostumbrado al trabajo, pero no te preocupes que yo eso te lo tengo en cuenta y para que veas que soy generoso contigo y para que no vayas largando por ahí que si soy que si no soy, te voy a dejar que te vayas mas temprano con tu jornalito ganado. Para terminar, solo tienes que limpiar las herramientas, poner unos espantapájaros a lo que llevas sembrado y cuando termines te vas a tu casa y descansas, que para mañana antes que salga el sol te quiero aquí, por ser tu, no tendrá que ir a la plaza, desde ahora mismo ya tienes la peonada para mañana. ¡ea! hasta mañana. ¡Ah! y yo creo que hoy te he dado una lección de amistad, a pesar de todas las infamias infundadas que tu has hablado de mí.
.-Looo.. que usté diga.. don.. Adorfo.
Mientras nuestro querido amigo Rogelio terminaba su jornada,  el ditero volvía a pasar por su casa  como en tantas  otras ocasiones frustradas a cobrarse parte de la dita.
.-Pero, Bernardina, déjate caer con algo, aunque sean cincuenta céntimos.
.-Jace mas de un siglo que no veo yo una perra chica, cuanto mas 50 céntimos.
.-Pues, hoy no me voy yo sin cobrar algo. Además, que sepas que ya ni pan te doy.
.-¡Ui no!, no me jaga eso Abelardo, por tos tu muerto Abelardo.
.-Pos dame argo, tu sabes que siempre te querio.
.-No, como va a se asina, no me jagas eso.
.-Enga, si naiden se va a enterá.
.-Dios mío, si sentera mi mario nos mata, pero sea por er pan de mishijos.
Y allí que se enfrascó en faena el Abelardo el ditero y nuestra querida amiga Bernardina.
Estando los anteriores en revuelco y empuje, se presentó sin previo aviso nuestro desgraciado amigo Rogelio.
-¡Ay Bernardina!, ques´tas jaciendo. ¡Ay que cru ma grande ma caio, ¡ay!, ¡ay! ¡ay!.

.-Perdóname mi amó, mi cielo. Perdóname, lo jacia por nuestros shijos, por su pan.
.-Sí, si yo ya te perdonao. Pero, lo que mimporta es que se entere don Adorfo, queste cabrón cuando lo sepa me pone dos cantaros en los cuernos y quiere que riegue la siembra.

domingo, 9 de junio de 2013

Ya pagara el inglés el vino que bebió


Ya pagará el Inglés el vino que se bebió. No crean salir indemnes de esta masacre, patulea de indeseables.
Aprovecháis la situación para hacer, lo que habéis deseado hacer desde que llegasteis al poder. Sois una banda de malhechores camuflados por la ignorancia de un pueblo, por su benevolencia, por su falta de criterio. Los españoles nunca llegaremos a nada, porque somos un pueblo domesticado y manso, siempre nos hemos dejado acariciar mientras depositaban migajas de pan en el suelo. Ellos lo saben muy bien y aprovechan la coyuntura.

No puedo permanecer impasible a tanta injusticia y desde este, mi rinconcito, quiero aportar mi granito de arena y quiero levantar la voz aunque sean pocos a los que les llega,  a esos pocos os digo: ¿que será de nosotros cuando envejezcamos, que será de nuestros padres, que será de nuestros hijos, que será de nuestra sociedad?.

Nuestros padres, nosotros, nuestros hijos y nuestra sociedad mendigará un trozo de pan, una caricia. Volverá don Adolfo a la plaza del pueblo montado en su caballo a repartir la faena de sol a sol y a pagar con un mendrugo.
¿Como me puede gobernar quien dice ¡Joderos!?(diputada Andrea Fabra, tras conocer los recortes a los parados y funcionarios, hija de Carlos Fabra, agraciado en la lotería hasta cinco veces, presidente del PP en Castellón y Presidente de la Diputación desde 1995, cargo que ostenta la familia desde 5 generaciones. Investigado por tráfico de influencias, cohecho y delito fiscal.

¿Como me puede gobernar quien defiende a rateros declarados porque visten sus mismos colores?

Si en lugar de una de las investigaciones judiciales por corrupción más extensas y complejas de la democracia habláramos de fútbol, estaríamos ante una tarjeta roja por reiteración de faltas. La Audiencia Nacional ha certificado la expulsión del Partido Popular del sumario del Caso Gürtel por fraude procesal al utilizar su condición de acusador popular para defender a lo largo del tiempo a algunos de sus imputados más relevantes, entre ellos al extesorero Luis Bárcenas o al exdiputado nacional Jesús Merino.

 ¿Como me puede gobernar quien roba a mis mayores?, ¿como me puede gobernar quien quita a mis hijos el acceso a la cultura?, ¿como me puede gobernar quien me quita la salud, mi casa, mi dignidad...?, ¿como me puede gobernar esta banda de bandidos?.

En poco más de un año en el poder, el Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy nos esta haciendo renunciar a la sanidad pública, a la enseñanza pública, a las políticas de igualdad, a los derechos laborales y a las ayudas sociales a los colectivos más desfavorecidos".

   "En solo 15 meses", el Gobierno de Rajoy ha aplicado el rodillo de una mayoría absoluta, que le ha llevado a despreciar el diálogo y los consensos para cambiar el modelo de Estado.


Comedor escolares zaragozanos 6,81 euros (El Eraldo.es)
Comedor de nuestros diputados, 8 euros

Un vistacito al contratito de restauración de nuestros políticos

La connivencia y el pasotismos de los partidos políticos de la oposición, de los sindicatos, de las instituciones, de la prensa escrita, radio, televisión... Me dan a entender dos cosas, la una, que todos están untados,  corrompidos, y la segunda, que no valen ni para estar escondidos.

Los españoles somos un pueblo manso, pero hasta los mansos se revelan cuando pasan hambre, este se está convirtiendo en un país de hambrientos. Hambrientos de pan y de justicia

lunes, 11 de febrero de 2013

Un año ya

Desde hace aproximadamente un año, las musas se muestran esquivas, mis neuronas se han entretenido en otros menesteres, en desconsuelos, en añoranzas y en deseos de nuevas oportunidades, en deseo de lo imposible, en un presente aburrido y lleno de aflicciones y melancolías.
Si bien el año pasado quedó grabado en mi corazón lacerándolo gravemente, tengo la determinación de camuflar la herida y aprovechar en positivo ese infortunio. Ese, hubiera sido el deseo de aquellas personas que sin querer se llevaron una parte de mi vida que a buen seguro, ya me habían devuelto con intereses.
Por ello, he decidido firmemente reanudar mi andadura en este blog que no tiene otro objetivo mas que el de entretenerme y entretener a todo aquel que tenga a bien pasar por aquí.